El manatí es un mamífero acuático que se encuentra en peligro de extinción, se alimenta de hierbas acuáticas en los Pantanos de Centla y su habitad se encuentra amenazada por el deterioro ambiental y la intromisión del ser humano en los manglares y pantanos, el pueblo yokot’an de Tabasco lo llama aj tíl, y la hembra de este animal acuático, tiene genitales y senos parecidos al de una mujer, por lo que cuando se extrae del agua, esta cubre sus partes genitales con sus aletas por pena y vergüenza.
Este animal mítico, maravilló a los conquistadores europeos a su llegada al continente americano, pues las crónicas que plasmaron los soldados españoles mencionan que en estas, existían seres deformes o imaginarios que jamás creyeron encontrarse. Es por ello que dichas crónicas se relatan los encuentros con sirenas, tritones, amazonas, hombres sin cabeza, grifos, duendes, demonios y pigmeos.
El manatí es descrito y confundido en el imaginario europeo, como el antiguo monstruo acuático conocido como sirena, mitad humano, mitad pez cuyo canto hechizaba a las tripulaciones masculinas de los barcos, haciéndolos naufragar. Por ello, los marineros tapaban sus oídos con cera para evitar ser encantados por su canto y hay relatos donde menciona que habían barcos que llevaban en su tripulación, marineros mujeres, ya que estas eran inmunes al canto de las sirenas, de esta manera evitaban el hechizo total y a su vez, la muerte de toda la tripulación.
Uno de los primeros avistamientos en América de supuestas sirenas fue la que menciona Cristóbal Colón en 1493, narra en sus crónicas que uno de sus almirantes, al navegar por el río del Oro cerca del actual Haití, vio a tres sirenas sacar su cuerpo bien alto sobre la mar.
Posiblemente lo que Colón y su almirante observaron fue el avistamiento de manatíes, ya que el parecido de este mamífero con este ser, revivió la leyenda cuyos relatos y mitos se trasmitieron oralmente a los indígenas del Nuevo Mundo que mezclaron y fusionaron sus propias leyendas y mitos con la de los europeos.
Los indígenas yokot´anob de Centla y Nacajuca, mencionan entre sus creencias y leyendas, la existencia de una antigua deidad femenina, cuya belleza era inigualable que vivió entre el pueblo yokot´an y enseñó el tejido a las mujeres, y los métodos de parto y fertilidad, su nombre es Ix Bolom, aunque su versión en la cultura maya de la península yucateca es posiblemente la de la diosa Ix Chel, esta diosa según la leyenda yokot´an o chontal, era joven y hermosa cuando habitó la tierra, su cabello era negro que peinaba con un peine de oro y gustaba bañarse en los playones de ríos y lagunas numerosos en los Pantanos de Centla.
Pero un día, un ts´a´taya (hechizero en yokot´an), le roba su peine de oro a la diosa con la intención de apropiarse de su poder y está enojada, se retira a las profundidades del mar donde ya envejecida y convertida en una sirena o manatí, habita todavía en una casa de chapapote. Por ello los pescadores ribereños respetan al manatí, pues creen que son los hijos de la diosa Ix Bolom.
La ausencia y enojo de Ix Bolom causo terribles consecuencias al pueblo chontal, pues los indígenas chontales empezaron a sufrir calamidades como epidemias, plagas, ciclones, inundaciones, sequias, enfermedades y por último se enfrentaron a la llegada de hombres barbados venidos del mar que los conquistaron y con esto dio inicio a la decadencia del pueblo indígena chontal o yokot´an. Por ello se cuentan leyendas que narran que la diosa regresa de las profundidades de las aguas y se deja ver y encantar con su belleza, a hombres que transitan ebrios y borrachos cerca de zonas acuáticas.
A veces se materializa en animales como garzas, gaviotas, nutrias, manatíes y en algunos casos, en una hermosa joven que peina sus cabellos y lava sus pies con las aguas cristalinas de playones que forman ríos, lagunas o pantanos.
Por ello, hay una región cerca de la desembocadura del río Grijalva con el Golfo de México, donde los viejos pescadores yokot´anob temen pasar ebrios, pues mencionan que se aparece en unos manglares la diosa Ix Bolom a veces materializada en sirena, manatí o una bella joven, que encanta a los marineros y hace naufragar sus embarcaciones hasta encallarlos, como castigo a navegar ebrios o borrachos.
En el año 2019, cuando existió una gran mortandad de manatíes en Tabasco, los ancianos yokot´anob mencionaban que una gran catástrofe se avecinaba en el mundo, pues Ix Bolom, enojada por la destrucción del habitad del manatí por el petróleo y la contaminación, mandaría un castigo a la humanidad. Pocos meces después en 2020 por coincidencia, apareció en el planeta la pandemia mundial del Covid 19 que mató a millones de personas. Por ello los ancianos yokot´anob se preocupan cuando mueren los manatíes, pues aseguran que cuando se extinga para siempre este mamífero acuático de las aguas de Tabasco, estará cerca el fin del mundo.
Sin embargo, los ancianos pescadores yokot´anob, también afirman que tal y como las antiguas profecías y leyendas indígenas mencionan, algún día Ix Bolom retornará de las profundidades de las aguas para recuperar su peine de oro, entonces el mundo cambiara, pues ya no habrá contaminación ni deterioro ambiental en los ríos, manglares y pantanos, el pueblo yokot´an tabasqueño no sufrirá más miseria, ni enfermedades ni menosprecio, y cuando ese día se acerque, mandara una enigmática señal, que no es más que la presencia y avistamiento de un hermoso y bello manatí totalmente blanco nacido en las aguas de Tabasco.
Bibliografía: