En marzo de 1982 en los alrededores del volcán Chichón o Chichonal en Chiapas, se desalojaron a todos los habitantes cercanos a su alrededor cuando se empezaron a percibir las primeras alertas de actividad volcánica. El área fue acordonada y el ejército cuidó que la gente no se acercara al volcán. Los días posteriores pasaron en relativa calma a pesar de las exhalaciones y los movimientos telúricos.
Las autoridades permitieron el regreso a sus hogares a gran parte de la población, sobre todo de Francisco León, al suroeste del cráter, ahí permanecieron un convoy del ejército y un geólogo.
28 DE MARZO DE 1982
La noche del 28 de marzo de 1982, comenzó la actividad sísmica del Chichonal e hizo erupción, devastó 14 poblados y dejó aproximadamente 2 mil personas muertas en los municipios de Francisco León y Chapultenango en Chiapas.
La explosión fue calculada entre 40 y 50 megatones, lo que es equivalente a la potencia que tienen tres mil bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima. El magma del volcán entró en contacto con agua produciendo una explosión hidromagmática violenta, que destruyó todo el domo central que cubría al cerro, las oleadas que generó alcanzaron hasta ocho kilómetros alrededor del cráter y la lava arrasó con todo lo que encontró a su paso.
Arrojó piedras a 18 kilómetros de distancia, y una nube de residuos se levantó a 20 kilómetros de altura, alcanzó la estratósfera y le dio la vuelta al mundo en 3 semanas.
La explosión magmática provocó un cráter de entre 150 y 180 metros y una columna que alcanzó los 27 kilómetros de altura. La oscuridad se apoderó del cielo las siguientes 15 horas.
El poblado Francisco León localizado a cinco kilómetros del volcán, fue arrasado y cubierto por los flujos piroclásticos, dejando sepultadas a más de dos mil personas; mientras que en la población de Ostuacán, a 12 kilómetros del volcán y en Chapultenango, a 9 kilómetros, las rocas incandescentes que impactaron llegaron a tener 15 cm de diámetro, los techos de las viviendas colapsaron o fueron atravesados por las rocas.
Las cenizas volcánicas se extendieron a Pichucalco, ubicado a unos 20 kilómetros del volcán, donde se reportó un espesor de 15 centímetros de cenizas; en Teapa alcanzaban casi un metro; en Villahermosa, ubicada a 70 kilómetros el espesor llegó a ser de cinco centímetros, mientras que en Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de Las Casas fue de dos centímetros, la ceniza cayó también en Campeche, parte de Oaxaca, Veracruz y Puebla.
EN JONUTA
El renombrado profesor jonuteco Omar Huerta Escalante, cronista de la ciudad, narró que el domingo 28 de marzo de 1982, la mayoría de los habitantes descansaba pues era domingo y a pesar de la distancia que existe donde se ubica el volcán, en la ciudad de Jonuta se pudieron escuchar truenos del volcán; algunas personas gritaron salieron de sus casa y se fueron a refugiar a la iglesia. A las 8 de la mañana las calles ya estaban cubiertas de ceniza del volcán.
No amanecía, la ceniza gruesa caía y a lo lejos se escuchaban los estruendos; la mayoría pensó podrían quedar sepultados junto con sus hogares, por lo que se mantuvieron alertas y despiertos, no durmieron.
Omar Huerta narra que un gran número de personas salieron a las calles, los adultos asustados vieron como la ceniza tapizó todo el cielo y mantuvo oscuro el día sin permitir que se “asomara “el cielo. Para los niños todo esto era un juego, muchas personas oraban en la iglesia.
En la parroquia el sacerdote, metió en el curato a niños y mujeres, los hombres se quedaron afuera en la calle, protegiéndose con bolsas de nailon; fue una semana en la que no amaneció, todo se mantuvo oscuro.
Para finalizar Huerta Escalante precisó que aquel 28 de marzo de 1982, es algo que no olvidarán las familias jonutecas, el correr de la gente buscando refugio pensando que era el fin del mundo.
EN TABASCO
Ese día no amaneció en Villahermosa. Una fina lluvia de ceniza cayó sobre la ciudad y los habitantes se preguntaban qué ocurría. Sólo unos pocos que recibieron llamadas de conocidos supieron que un volcán había hecho explosión en Chiapas.
El radio fue el único sistema de comunicación efectivo con Telerreportaje; la voz de Jesús Sibilla Zurita anunció el cese de todas las actividades sin que se supiera a ciencia cierta qué ocurría.
Aeropuertos, carreteras, todo cerró. “No se podía salir de las casas”, refieren los que vivieron aquel momento.
Del cielo, un polvo blanco cubrió completamente la ciudad de Villahermosa y varios municipios. Ese día amaneció hasta las diez de la mañana, hora en que el espesor de la ceniza empezó a disminuir y la luz del sol comenzó a iluminar nuevamente. El estado se pintó de blanco.
La ceniza cubría todo, al pasar los autos por las calles, grandes polvaderas de ceniza se alzaban, los cabellos de las personas por el efecto de la ceniza se ponía tiesos, las casas era imposible limpiarlas, el polvo se podía usar para lavar platos.
La gente comenzó a barrer calles y limpiar sus techos para recoger la ceniza. Los días siguientes tuvieron el aspecto de cielos nublados, pero era la ceniza que no permitía ver el cielo azul.
TESTIMONIO
Jorge Santiago. Comandante primero de la Comisión Nacional de Emergencias. Clave y número 10-28. Zeta 727.
«Qué triste fue aquello, recuerdo que en esa época pertenecía a la agrupación Comisión Nacional de Emergencias en la cual presté mis servicios por 25 años.
Todos los días de esa época acostumbraba dejar el equipo de base prendido, escuché señal de auxilio a las 6.00 a.m., al levantarme noté que estaba oscuro y caía algo parecido a copos de nieve pero era ceniza, por aquel tiempo contaba con 26 años, me reporté a la base y se me ordenó presentarme.
Estábamos unidos uniformados y formados. Tenía grado de comandante primero y se me pidió armar un escuadrón de seis efectivos y dirigirme al lugar de los hechos.
Al llegar a Pichucalco estaba acordonado de policías y soldados. Me reporté con un teniente Coronel del Ejército al cual pregunté por el Presidente Municipal y se me informó que se encontraba en estado etílico, miré y lo anoté en la bitácora, seguidamente le dije al Teniente Coronel que estaba con mi escuadrón a sus órdenes; aparte del escuadrón iban en apoyo 2 paramédicos de la Cruz Roja y un locutor conocido como el Mago Chontal.
Realizamos una incursión a la zona de desastre, estaba todo destruido, la flora que es tan abundante en esa zona de la Sierra estaba arrasada y quemada; muchas personas corrían con lesiones graves por la caída de rocas incandescentes, fueron auxiliadas. Llegamos a Yucalpetén poblado a orillas de la montaña el Chichonal, estaba con un metro de cenizas de profundidad. Llegamos a una tienda de Abarrotes que estaba semi destruida y recogimos los víveres que se encontraban en buen estado para llevarlos al Palacio Municipal de Pichucalco para que sirvieran para alimentar a las centenas de personas que no tenían alimento.
Ya cayendo la tarde regresé a la base, porque no teníamos comunicación por radio banda Civil y banda de 2.00 m.
Regresamos a la base de Villahermosa y salió otro escuadrón para llevar víveres al escuadrón que se había quedado en Pichucalco.
Fue un trabajo arduo que tuvimos en compañía del Ejército Mexicano pero gracias a Dios cumplimos con nuestra tarea de auxilio».
3 DE ABRIL
El sábado 3 de abril, en los alrededores del volcán se registró una intensa actividad sísmica (casi 30 temblores por hora durante la mañana, y uno cada minuto por la tarde) que anticipó la llegada de otra erupción. Los temblores cesaron a las 19:00 hrs.
Aproximadamente a las 19:30 Hrs. una erupción más violenta que la anterior sorprendió a los vecinos de la zona cercana al volcán.
4 DE ABRIL
El área, es declarada como zona de desastre, el exgobernador de Chiapas Juan Sabines Gutiérrez instaló un albergue que se improvisó para los damnificados, llamado “La Chacona”, propiedad de la Unión Ganadera y ubicada en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Se estima que albergaron un total de 4,540 personas desalojadas por el volcán.
El 4 de abril se presentó una explosión más fuerte y prolongada que la del 28 de marzo; esta nueva erupción produjo una columna que penetró en la estratosfera; en unos cuantos días, la porción más densa de la nube de ceniza circundó el planeta y llegó a Hawai el 9 de abril; a Japón, el 18; al Mar Rojo, el 21.
5 DE ABRIL
El 5 de abril a las 5:33, el Chichonal estalló por tercera vez por casi 45 minutos. Eduardo Domínguez, originaria de la comunidad San Pedro Yaspac, que actualmente vive en Nuevo Carmen Tonapac narró en una entrevista:
“En esta casa que vivimos es porque nos reubicó el gobierno, el papá de Juan Sabines. Nací en el municipio de Chapultenango, en la comunidad San Pedro Yaspac, estábamos descansando, como acostumbramos a dormir temprano, cuando nos despierta mi papá y nos dice que explotó el volcán, fuimos a ver y el volcán estaba haciendo explosión, empezó a explotar a las 9 de la noche, terminó a las 2 de la mañana.
El 5 de abril fue la última erupción, eran las 5 de la tarde y empezó a caer lava, es entonces donde murió mi abuelito, mis tíos, y mis primos, ya que no les dio tiempo de salir quedaron enterrados. Al día siguiente fuimos a buscarlos donde quedaron enterrados, pero ya no llegamos porque la comunidad donde estaban, quedaba como a unos 3, 4 kilómetros para llegar, pero por la arena que estaba bien caliente, ya no podíamos acercarnos ya que quemaba, además de las casas que andaban ahí desaparecieron”.
CONSECUENCIAS
20 mil personas resultaron afectadas, nueve poblados desaparecieron y 51 más resultaron severamente dañados; las plantaciones de plátano, café y cacao fueron destruidas. El volcán arrojó ceniza casi continuamente por 7 días; en la erupción del sábado 3 de abril, hubo intensa actividad eléctrica, y ruido ensordecedor. Ante esta catástrofe, el Ejército Mexicano desalojó a miles de habitantes de la región afectada, mucha gente se negó a salir y hasta ahora se desconoce cuántas personas murieron.
Se estima que el Chichonal arrojó diez veces más ceniza y gases que el monte Santa Helena, en el estado de Washington, EE. UU. Se dieron cambios significativos en un radio de 10 kilómetros por la erupción, se cree fueron sepultadas más de 2 mil personas bajo los flujos piroclásticos.
El evento provocó el desplazamiento de más de 20 mil personas, desaparición completa de flora y fauna, de cultivos, cambios en la topografía, condición y azolve de los ríos; cambios en el curso de los afluentes y modificaciones en los climas locales, regionales y aun globales.
Algunos habitantes tuvieron que huir a diferentes estados como Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Guadalajara, otros se quedaron en la cercanía del lugar de la erupción, donde no contaban con ninguna clase de servicio público. En los sitios donde fueron reubicados por el gobierno de Juan Sabines Gutiérrez vivían en condiciones adversas y sin ningún tipo de apoyo concreto.
Una de las principales etnias damnificadas fueron los zoques que vivían en los alrededores del complejo volcánico El Chichonal, explosión que obligó al desplazamiento –sólo en Chiapas– de 11 mil 291 indígenas, los que fueron reubicados en 16 nuevos asentamientos. Así mismo, fueron fundados nuevos centros de población zoque en otras entidades como Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Quintana Roo. Así surgieron nuevos municipios: Acala, Chiapa de Corzo, Ocosingo, Tecpatán, Ixtacomitán, Juárez, Rayón y Pichucalco
MEMORIAS DE SOBREVIVIENTES
La Revista Enheduanna publicó un artículo titulado “A 34 años, los migrantes recuerdan el éxodo del Chichonal” de Maribel Hernández y Abimael Arias, en el cual escriben testimonios de testigos oculares que relatan los sucesos dramáticos de esos días:
La “Señora que arde” o “Pyowa tyzu`we” nombre como es conocida en la lengua zoque, les avisó a sus hijos por sueños que iba a hacer explosión pero nadie le creyó, pensado que sólo era una fantasía.
Lucía Domínguez, originaria de la comunidad Viejo Carmen Tonapac, relata:
“Cuando nos enteramos que iba a explotar, la tierra temblaba, algunos no creían que fuera por el volcán. Nosotros nos fuimos a refugiar a la iglesia ya que ahí era el único lugar para salvarnos, pero con la arena que caía se juntaba en la lámina y se escuchaban ruidos que eran porque ya no aguantaba el pesor de la ceniza, y daba miedo. Por eso al día siguiente mi suegro y mi familia nos fuimos a Tuxtla, ya que ahí tenemos familia. Gracias a Dios no murió nadie de nuestra familia, pero los habitantes de San Pedro Yaspac y Francisco León murieron todos”.
Lorenza Arias, de 59 años, originaria del municipio de Chapultenango:
“El momento del volcán fue en la noche, toda la gente estaba durmiendo, la gente no sabía qué iba a pasar, anteriormente llegaron las noticias y la gente no creyó que iba a explotar el volcán. Ya cuando se empezaron a escuchar las explosiones parecían rayos, la gente quedaba mirando pero no creía que iba a pasar algo. Nosotros vivíamos en una loma y mi suegro dijo que ahí nos quedáramos ya que no iba a pasar nada, la gente se veía corriendo en todos lados”.
“El primer día sólo tiró arena, debido a esto la gente pensó que no iba a pasar nada, al tercer día nosotros ya habíamos salido. Pero en este día se oscureció, eran las 10 de la mañana y no aclaraba, caminábamos en la oscuridad con una linternita. Teníamos muchos animales como gallinas, caballos, ganado y quedaron tirados. Caminamos para Chapultenango porque ahí se encontraban los carros, aviones para poder sacar a la gente”.
Florencio Arias, de 62 años, originario del municipio de Chapultenango:
“Era las 7 de la noche, estábamos sentados con toda mi familia tomando nuestro café platicando sobre cómo nos fue en el trabajo, pero antes de dormir a eso de las 8 de la noche escuchamos un fuerte ruido, toda mi familia se espantó y salimos a ver qué estaba pasando, pero nos llevamos una gran sorpresa porque el volcán Chichonal explotó tirando piedras, cenizas, fuego, parecía como una fiesta quemando cohetes”.
EL VOLCÁN ACTUALMENTE
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Chichonal es un volcán compuesto por un cráter denominado Somma, que tiene una elevación de mil 150 metros. El cráter tiene un diámetro de un kilómetro y paredes verticales de 140 metros. La altura máxima del cráter sobre el nivel del mar es de mil 100 metros y la altura del fondo del cráter es de 860 metros. Actualmente el Chichonal está considerado como un volcán activo moderado y, por esta razón, especialistas del Instituto de Geofísica de la UNAM sistemáticamente monitorean las emisiones de vapor, la temperatura del agua, la actividad sísmica y otros parámetros que pueden advertir sobre un incremento en la actividad volcánica y la posibilidad de que presentase otra erupción.
El Chichonal hoy en día aporta algunos ingresos para sus habitantes, quienes atienden a grupos de turistas que llegan a visitarlo, aunque aún no es un lugar turístico. El cráter actual del volcán tiene un kilómetro de diámetro, y en su fondo se encuentra un lago de color verde amarillo, cuenta con pozos y manantiales de agua hirviente.