EL CRISTO DE LA CATEDRAL DEL SEÑOR DE TABASCO
Por: Plácido Santana Hernández
En febrero de 1901 y la antigua ermita de maderas y tejas del puerto de Frontera estaba en remodelación, se dice que don Felipe Palenque, un rico español montero, exportador de maderas preciosas como la caoba y el cedro, comercializaba maderas finas desde el puerto de Frontera a los Estados Unidos y Europa principalmente, era devoto de la religión católica. Vivía con su esposa Ventura Cano de Palenque, y sus hijos Josefa, Rita, Ventura y Felipe, en el puerto en una hermosa casa de dos plantas en la esquina de Morelos y Francisco I. Madero.
Don Felipe donó los terrenos donde se erigió primero la ermita y después la parroquia del puerto de Frontera, en donde se veneró al Cristo de San Román. En mayo de 1902 mandó traer de la ciudad de Puebla, un hermoso crucifijo labrado en madera de un cristo crucificado elaborado con cabello natural, medía casi 5 metros de alto. La imagen se colocó en altar mayor de este templo católico donde fue venerado por los feligreses porteños por tres décadas.
Durante el
garridismo de los años 30 hubo una gran persecusión religiosa. En en marzo de 1932, se supo que los camisas rojas de
Tomás Garrido Canabal, planeaban destruir la parroquia del puerto el 12 de abril de 1932. Los grupos católicos del puerto de Frontera, sacaron al Cristo a escondidas por las puertas traseras del templo y lo cruzaron por los patios traseros de las casas. El templo fue destruído efectivamente días después.
Don Álvaro “Valo” Napoleón Bellizzia Álvarez (Q.E. P. D.) contaba que la casa de la familia Bellizzia se encontraba muy cerca de la parroquia, por lo que la familia escondió a ese enorme Cristo sobre los tapancos de su casa para evitar fuera encontrado por los garridistas; los camisas rojas acostumbraban irrumpir en las casas buscando santos, biblias o cualquier objeto de religión católica para destrozarlos.
La gran imagen de madera estuvo escondido por cerca de 20 años y olvidado, hasta que unos carpinteros subieron al tapanco a realizar unas reparaciones de la casa y lo encontraron. La familia lo bajó de su escondite y lo tuvo un tiempo en la sala de su casa, posteriormente lo trasladaron a la casa en su rancho donde permaneció varios años más.
Al saber de la visita del Papa Juan Pablo II a Tabasco el 11 de mayo de 1990 y que inauguraría la nueva Catedral del Señor de Tabasco, la familia Bellizzia habló con el entonces obispo de Tabasco Rafael García González y se acordó colocarlo en el lugar donde se realizaría la misa en la ciudad deportiva de Villahermosa, ubicándolo en una esquina del enorme templete que se erigió para que el Santo Padre oficiara.
Según don Valo Bellizzia, su familiar, don Pascual Bellizzia a don Rafael García Gonzales, y desde donde entonces se encuentra en la Catedral de Villahermosa.
Fuentes:
- Entrevista a don Valo Bellizia.