Los LTCI’s tienen su antecedente más importante en los talleres de teatro del Centro Cultural Cordemex y el Taller de Teatro Virgilio Mariel (1972-1980). Ahí se formaron los Maestros y se trabajó con campesinos, indígenas y obreros.
Sus objetivos son:
1) Formar trabajadores de Teatro Campesino e Indígena.
2) Rescatar valores artísticos y estéticos de las etnias y grupos con que se trabaja en lo general y de obras de teatro clásicas de autores locales y de todo el mundo, adaptadas al entorno particular de las diferentes culturas: chontal, chol, zoque, maya, mayo, náhuatl, etcétera.
3) Contar con un repertorio de teatro campesino e indígena en general y obras clásicas en particular nacionales e internacionales o de autoría local.
4) Formar maestros de teatro campesino e indígena. 5) Participar en festivales, concursos y temporadas de teatro nacionales e internacionales.
Con el apoyo de Julieta Campos de González Pedrero, María Alicia Martínez Medrano, al llegar a Tabasco y funda el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena, en Tabasco.
El Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de Tabasco nace en 1983, dentro del Programa de Desarrollo de la Comunidad, a cargo del DIF Tabasco, consolidándose paulatinamente en las comunidades de Oxolotán, Tacotalpa; Tucta y Mazateupa, Nacajuca; Simón Sarlat, Centla; Los Pájaros, Jonuta, villa Quetzalcóatl, Balancán; y Redención del Campesino, Tenosique.
El de actores y danzantes surge como proyecto del Instituto de Cultura de Tabasco (ICT) sustentado por el sistema Constantín Stanislavski. El método fue utilizado por María Alicia Martínez Medrano en la comunidad de Oxolotán, Tacotalpa, Tabasco, que tenía algunas costumbres particulares de la etnia zoque, lo que permitió que la forma de enseñanza se sustentara específicamente para este grupo.
El método se utiliza cuando las personas inician solo para saber qué se siente bailar o actuar y la teoría es para reforzar el conocimiento práctico que ya se tiene. El teatro maneja un estilo artístico y estético propio, que habla de las raíces indígenas, de lazos de cohesión del ser humano, la participación multitudinaria de actores y el uso de locaciones naturales como escenografía.
Tras un año de reclutamiento y dos de preparación artística, se formaron dos generaciones de alumnos, la 1983,1988 y la 1989-1994 (Laboratorio, 1986).
Entre las puestas en escena se encuentran la obra de “Bodas de Sangre” adaptación de la directora del LTCI, “Una edad feliz” y “El Evangelio según San Mateo”, entre otras.
Las obras se montaban en lugares abiertos y llegaron a ser presentadas por personas ilustres, políticos, actores, dramaturgos e incluso, el mismo presidente de la república.
Con la obra de García Lorca, “Bodas de Sangre”, el LTCI participó en festivales estatales, nacionales e internacionales en Nueva York, en Estados Unidos, y Cádiz, España y recibió múltiples reconocimientos y premios de compañías, asociaciones e instituciones alrededor del mundo.
Al término de sus estudios, los artistas fueron reconocidos y calificados por dramaturgos, investigadores, directores, actores y maestros de teatro como Tomás Espinosa (+), Claudio Obregón, Ana Ofelia Murguía, Beatriz Sheridan y Martha Ofelia Galindo, entre los más conocidos.
Durante el tiempo de gobierno de Lic. Enrique González Pedrero, los artistas llegaron a participar en eventos nacionales e internacionales, tales como:
El éxito fue tan grande que con tan solo escuchar el nombre del LTCI, las personas sabían y conocían la calidad académica y teatral que tenía. Es importante señalar que, todo el país, fue en Tabasco donde el proyecto tuvo más éxito, según se advierte en los resultados de 1987. La academia llegó a tener más de 2,000 alumnos.
Con las extensiones se pretendía que se formara en cada estado de la república un LTCI, con el fin de unificar al país y que cada uno de los estados representara al mismo, en diversos encuentros teatrales.
En este sistema de teatral, se logró unificar a los grupos o etnias del país con una sola forma de hacer lo que realmente ellos querían aprender.
En la obra “Tabasco, un jaguar despertado” (1996), de Julieta Campos, describió al LTCI como una experiencia artística fundadora y única, principalmente por lo sucedido con los ch’oles de Oxolotán, quienes formaron la compañía de teatro, además por la proyección que tuvo a nivel internacional.
Las experiencias fueron profundamente significativas no solo para Julieta Campos, lo fueron también para los indígenas, pues durante los años en que tuvo actividad el LTCI, se pavimentaron calles, se construyó en el poblado Oxolotán una red de alcantarillado, se electrificó una parte del pueblo, se potabilizó el agua, se construyó una tienda rural, y se mejoraron los caminos y veredas para llegar a este poblado.
Actualmente han vuelto a resurgir con el apoyo del gobierno federal y estatal.
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