INTRODUCCCIÓN
En Tabasco las formas que asumía el comercio iban desde el trueque hasta las grandes y contadas casas comerciales de San Juan Bautista, la capital.
Cuatro casas comerciales, de propietarios españoles, surtían de casimires finos, licores, habanos, perfumes y zapatos. Las panaderías más importantes también eran de peninsulares. Existía por otro lado un elevado índice de vendedores ambulantes, tendajones y algunos mercados públicos o “plazas” ubicados en las cabeceras municipales.
El nivel de las operaciones comerciales, así como el tipo de mercancías a la venta, estaba en función directa de la importancia y tipo de asentamiento.
La escasez de fuerza de trabajo liberada (dado el acceso a la propiedad de numerosos campesinos tabasqueños), la imposibilidad de convertir al peón en trabajador libre —hecho que hubiera modificado sustancialmente el carácter de las relaciones de producción—, la escasa derrama salarial que impedía el incremento del consumo y por lo tanto del mercado, fueron factores que frenaron el pleno desarrollo capitalista en la entidad.
Tabasco ejemplifica un caso típico de las economías con “desarrollo hacia afuera”, características del capitalismo dependiente. El estado fue exprimido, saqueado, desangrado por intereses extranjeros. La población local, generadora de la riqueza que se iba, no recibió a cambio nada. (2)
MERCADO CENTRAL
En los inicios de San Juan Bautista, la gente se congregaba frente a una laguna que hacía el río «Grijalva» en el barranco y que llegaba hasta donde está ahora el estacionamiento de Plaza de Armas. El lugar (donde actualmente esta la estatua a José Ma. Pino Suárez) les servía a los rancheros o los indígenas para poner sus ventas.
Con el tiempo esa laguna se fue cegando, hasta que se convirtió en la plazoleta «Pasteur» a cuyo costado estuvo el gran almacén de Berreteaga y Compañía.
Entre 1849 y 1850 don José Julián Dueñas, es gobernador y lanza un decreto en el cual el Ayuntamiento solicita a don Joaquín Moscoso, de en venta a un solar que se requería para la construir un mercado público.
Don José Víctor Jiménez Falcón fue electo por sexta y última vez como gobernador de Tabasco, en 1856 y durante su gobierno se prosiguió la construcción del mercado central. (1)
En 1857 empezaron los ataques de los piratas a la costa de Tabasco y Yucatán, siendo una pesadilla. De allí surgió la costumbre de que los hombres fueran al mercado al despuntar el día y no las mujeres, que se quedaban en la seguridad del hogar
El 16 de septiembre de 1859, durante el mandato del gobernador Victorio Victorino Dueñas se inaugura el Mercado Central que no pudo concluir Simón Sarlat García.
El mercado se encontraba muy surtido por ser el único y se ubicaba entre las calles Vicente Guerrero, Constitución (hoy 27 de Febrero) y 27 de Febrero (hoy Rafael Martínez de Escobar) y u pasillo que se formaba entre el mercado y la casa de Romano y Compañía. Sobre este pasillo se vendía el famoso dulce de Torno Largo y el pescado frito.
El mercado funcionaba antes de la cinco de la mañana. aquí llegaban todos los productos, las canoas con maíz, con leña, con verdura.
En el centro del mercado se vendían las frutas: chinines, aguacates, caimitos, piñas, mangos, anonas, pitahayas, guanábanas, chirimoyas, los jujos, ciruelas, guayas, nances, mameyes y chicozapotes entre otras frutas.
También se podían adquirir hicoteas, tortugas, cangrejos, tasajos de Macultepec, tamales, longaniza y morcilla.
En 1872, el presbítero Manuel Gil y Saénz en su Compendio histórico, geográfico y estadístico del estado de Tabasco, describe a la ciudad de San Juan Bautista, hoy Villahermosa: “Tiene una plaza de Armas, una de Mercado, dos Iglesias un Hospital, una Casa-Mata, una Cárcel pública, un principal, casa de Ayuntamiento y un Cementerio General.”
A finales del siglo XIX los bailes se realizaban en lo que fue este primer mercado de la ciudad.
Rafael Domínguez describe este mercado en su libro “Tierra Mía”: “El único mercado que hubo a finales del siglo XIX y principios de éste, fue el ‘Simón Sarlat’ (después Central y Gregorio Méndez) en las actuales calles de 27 de Febrero, Guerrero y Martínez de Escobar. Tuvo un pasillo que daba a la Casa Romano y Cía., que luego fue techado de láminas para las comideras que freían sabrosas mojarras, vendían pucheros tabasqueños ‘con fruta’, y saboreaba uno el inigualable estofado de pavo hecho con los requisitos que exige la cocina española.
En este mercado, la carne estaba a veinticinco centavos el kilo; el puerco con menor valor, ocupando un costado las mesas de carne. En el centro las frutas, los chinines, los aguacates, los caimitos, la piña, los mangos criollos, las enormes naranjas, las pitahayas, las guanábanas, las ononas, las chirimollas, el uspí que ha desaparecido, los jujos que siguen el mismo camino, las guanábanas, las ciruelas, las guayabas, los nances, los mameyes, los chico zapotes, los zapotes colorados que casi todo ha ido desapareciendo por incuria, y ni hablar de tortugas en profusión, hicoteas y cangrejos en racimos, pejelagartos, tasajo de Macultepec, tamales, longaniza, morcilla y crujientes chicharrones, ¡todo lo que se podía comprar con un peso!”
Don Manuel Ponz y Ardil nació en Villahermosa, en 1905, era farmacéutico e instaló su botica en la entonces calle del Comercio, hoy de Juárez; después la trasladó al callejón del Mercado, hoy Martínez de Escobar; fue la segunda farmacia de la capital tabasqueña.
MERCADO PORFIRIO DÍAZ
El mercado se inauguró el 1 de enero de 1906, este edificio era de hierro y medía 25 metros de frente por 42 de fondo. Estaba y fue abierto “bajo el esclarecido nombre del héroe de la paz y del progreso, señor general Porfirio Díaz, nuestro gran presidente.”
El mercado tenía dos fachadas principales viendo a Oriente y a Occidente. Cada fachada tenía tres ventanas colocadas sobre bastidores de hierro galvanizado.
En cada fachada había un letrero que decía “Mercado Público Porfirio Díaz” en caracteres hechos de lámina de hierro galvanizado. Alrededor de todo el edificio había un muro de mampostería de 2.5 metros de alto que terminaba con una verja de hierro sujeta a los pilares exteriores. Tenía tres puertas de hierro en cada entrada y una en los laterales para un total de ocho. Las grandes tenían ruedas y corrían sobre rieles de hierro para abrir o cerrarse. El piso era de cemento con declive.
El nuevo mercado contaba con servicio de agua y lámparas de luz incandescente. La acera requirió para ser construida un contrato aparte y midió 1.5 mts de ancho costando un total de $1,490.00 (un mil cuatrocientos noventa pesos 00/100mn).
Había un total de 82 puestos, un área para el administrador y otra para los conserjes. Los puestos 68 a 73 estaban asignados a las semillas, del 54 al 59 a las carnicerías. Las mesas para el expendio de carne eran de piedra artificial con patas de hierro y los puestos de aves, legumbres, etc. Tenían mostradores y patas de hierro.
El mercado Simón Sarlat cambió su nombre a “Mercado Central” para distinguirlo del nuevo y se le repusieron las tuberías del agua, los desagües de los techos y se renovaron fogones y puestos de alimentos condimentados; además se pintó el exterior del edificio con pintura de aceite.
En ambos mercados se prohibieron los depósitos de frutas, que se descomponían y eran perjudícales ya que atraían ratas e insectos.
MERCADO JOSÉ MARÍA PINO SUÁREZ
Al triunfo de la revolución, el mercado «General Porfirio Díaz» cambió su nombre a José María «Pino Suárez”.
Alrededor de 1924 este inmueble se remodela. El mercado consistía en una estructura de metal con una techumbre en dos aguas y sobresalía su fachada de estilo Neocolonial de moda durante la etapa de la postrevolución (Estilo decorativo impulsado por José Vasconcelos entre 1920 y 1924 como arquitectura nacionalista).
Al centro tenía una gran puerta enmarcada por un arco ancho soportado por dos pilastras cuadradas sin un estilo definido; con dos vanos conteniendo tres ventanas posiblemente metálicas en cada lado y un óculo en la parte superior. La fachada se cerraba con un remate típico de este estilo a base de un caballete escalonado con un remate semicircular al centro y una franja en toda la orilla.
La famosa canción de Pepe del Rivero “Mercado de Villahermosa”, fue inspirada en este inmueble, ya que la gran mayoría de los productos llegaban de primera mano a través del río Grijalva por el llamado Playón que se ubicaba en la parte posterior.
Este inmueble fue demolido alrededor 1962 por motivos de salud pública, ya que los desperdicios y basura eran desechados en el Playón, a la orilla del río. El mercado funciona hasta que se construye el Malecón y se traslada a su actual ubicación entre las Avenidas José María Pino Suárez y Constitución, así como la calle Hermanos Bastar Zozaya.
En 1976 el mercado José María Pino Suárez resultó parcialmente destruido por un incendio.
En el año 2007 derivado de lase las inundaciones atípicas presentadas, se rehabilitó y reconstruyó gran parte del inmueble. permaneció cerrado cerca de dos meses.
En el 2012 tuvo que realizarse otro mantenimiento por la inundación en octubre de este se año y se sustituyeron 101 tanques de gas estacionarios mejorar el servicio.
En 2015 se anuncia que este mercado se demolerá y volverá a construir para ofrecer mejores servicios y los locatarios son ubicados en un mercado provisional en la Colonia casa Blanca.
El mercado Pino Suárez reconstruído lo inaugura el gobernador del estado Adán López Hernández el 17 de noviembre de 2019 provisional en la Colonia casa Blanca.
El mercado Pino Suárez remodelado lo inaugura el gobernador del estado Adán López Hernández el 17 de noviembre de 2019 y anunció la remodelación del tianguis campesino “Jesús Taracena” que se encuentra a un lado.
MERCADO GREGORIO MÉNDEZ
El mercado Central el 22 de noviembre de 1925 cambió su nombre a «Tomás Garrido Canabal». El 6 de enero de 1937, don Ernesto Trujillo Gurría , Presidente del Comité Administrativo del Centro lo renombra «Gregorio Méndez Magaña». Mantuvo su actividad comercial hasta 1976, en que reubica en su nuevo local en el Paseo de la Sierra.
Este mercado fue demolido y se construyó en su lugar el parque Juan Bautista Traconis que años después su nombre fue cambiado a «La Corregidora». (4)
El «Mercado de Atasta» cambió su nombre a «Pedro Sánchez Magallanes».
Fuentes: