Asear el cuerpo a través del baño diariamente, fue algo común que los europeos vieron extrañados y admirados de los «salvajes» pueblos mesoamericanos, pues se sabe que los llegados de la vieja Europa, no tenían costumbre de bañarse diariamente, también se sabe de los elegantes baños con flores aromáticas que los poderosos tlatoanis mexicas tenían en la ciudad de México – Tenochtitlan.
Bañarse con agua fresca, ha sido pues, desde tiempos antiguos para los pueblos prehispánicos, sinónimo de pureza y limpieza, pues con el agua mezclada con hierbas o flores aromáticas, se podía limpiar y liberar el cuerpo, de las impurezas, tierra o polvo, del trajín cotidiano.
Antiguamente, las chozas de guano y palma que construían los yokot’anob de Tabasco, carecían del servicio de baño, por lo regular mukiba o el lugar para bañarse en lengua maya yokot’an de Tabasco, se construía retirada de la casa o choza, en un lugar retirado o profundo de los solares o patios, en ese entonces eran pocas las familias que habitaban las comunidades o pueblos yokot’anob, y casa familia contaba con un extenso terreno que a veces se extendían de calle a calle.
Cuentan los yokot’anob más ancianos de Centla, que el baño o mukiba, se construía con guano, madera y pencas de coco o palma, algunos tenían puerta y otros no, por eso bañarse tenía que ser antes de que oscureciera, de lo contrario, si te sorprendía la noche, tenías que llevar un candil o un foco de mano para alumbrar el camino al baño.
En épocas pasadas no existía en los pueblos yokot’anob drenaje, mucho menos tratamiento de aguas y alcantarrillado, todo se hacía al aire libre, inclusive, testimonios orales mencionan que existían dos baños, uno para bañarse y otro para las necesidades fisiológicas, que por lo regular no contaban con el debido tratamiento higiénico para los excrementos, si al caso se le echaba cal de concha de ostión de vez en cuando, no existía papel sanitario, y se utilizaba el bacal (elote sin granos de maíz) para el aseo higiénico. Pocas eran las casas que contaban con un baño dentro, por lo regular y para evitar salir de noche al baño a wixar (orinar), se contaba con una bacinica debajo de la cama.
El baño era entonces, una lejana extensión de la casa familiar donde por lo regular, daba asistencia para familias numerosas, que daba como resultado, ser insuficiente y ser muchas veces rebasado en su servicio.
Para la década de los 80 del siglo pasado, el gobierno tabasqueño de Enrique González Pedrero, propició darle al pueblo yokot’an, mejor calidad de vida y mando a construir baños con letrinas y fosas sépticas, pues debido a la falta de higiene, muchos niños yokot’anob morían de parásitosis y gastroenteritis.
Actualmente, muchos pueblos yokot’anob cuentan con el servicio sanitario de baños que se conectan al servicio del drenaje, muchas casas tienen el baño adentro y son poquitas las que conservan un baño antiguo, sin embargo, entre recuerdos y nostalgias, los yokot’anob que hoy son padres y abuelos, narran a sus hijos y nietos las carencias que ellos tuvieron en su infancia, y las nuevas generaciones de yokot’anob, escuchan incrédulos esos testimonios, pensando que las comodidades y lujos que hoy ellos tienen, siempre ha existido, riéndose incluso y tomándolo a broma, pero quienes vivieron aquellas épocas, saben perfectamente que un día existió el mukiba, el antiguo baño yokot’an de Tabasco.
Fuente:
Inchaustegui, Carlos (1987) Las márgenes del Tabasco chontal. Tabasco. Gobierno del Estado de Tabasco.