En un inicio las plazas de toros eran temporales y se utilizaban para celebraciones religiosas y fiestas. Manuel Mestre Ghigliazza reproduce en su libro «Documentos y datos para la historia de Tabasco», una carta publicada por EL SIGLO DIEZ Y NUEVE, diario oficial del Departamento de Yucatán, números del 10 y 12 de Julio de 1845, del cual se desconoce el autor y que va dirigida a José Turrisa, anagrama, del yucateco Justo Sierra de O ’Reilly.
«En la mañana de hoy y por la tarde ha habido toros en la plaza de esta ciudad, en honor de la Virgen de la Concepción, cuya fiesta dura aquí 22 o 29 días; el último es la octava, como si durase sólo ocho. En todos ellos hay concurrencia de gente a las garitas y al juego; algunas noches queman un árbol de fuego, y en otras hay bailecitos, todo por la Virgen.
Estuve hoy oyendo dianas todo el día; creí que hubiese algún pronunciamiento o alguna gran noticia; pero se dijo que eran preparativos para la comedia de esta noche. Efectivamente, desde ayer vi trabajando en un ángulo de la plaza un teatro provisional, que hoy han estado decorando á la ligera.
A sus lados se han construido palcos, también provisionales, que esta tarde cuando fui a ver los toros, se estaban adornando con cortinas y sobrecamas de colores, formándose pilastras de muselina con lazos de cintas.
Los toros se redujeron a un cuadro de estacas, dos o tres de estos animales que sacaban y metían alternativamente, ningún tonto adentro y muchos afuera, que se contentaban con chiflar y azuzar al toro desde donde podían hacerlo impunemente pero al fin era la reunión de todos: si no por los toros, con ver y ser vistos estaban todos satisfechos.»
PLAZA DE TOROS «LA LIDIA»
El playón de Villahermosa, Tabasco, era como se nombraba a una enorme extensión de tierra que se encontraba en el centro de la ciudad frente al río Grijalva y en tiempo de seca se usaba como pista de aterrizaje, se realizaban corridas de toros, se establecían circos, se organizaban juegos de pelota y pastaban vacas lecheras.
El playón comenzaba en la entrada del arroyo del Jícaro, hoy desaparecido y ocupaba el área de lo que hoy son las avenidas y calles de Pino Suárez, Constitución, Zaragoza y Gregorio Méndez.
la plaza de toros que ahí se ubicaba se llamaba «La Lidia», administrada por los hermanos Suárez Narváez.
Rafael Domínguez recuerda en su libro «Tierra Mía» recuerda a los toreros que se presentaron en la Plaza de Toros provisional del Playón: José Marrero, conocido como Cheché, su esposa era conocida como la charrita mejicana y era admirada por sus habilidades como jinete.
También se presentó otro torero llamado Colorín.
En esta plaza de toros se desarrolló una tragedia, el 29 de junio de 1913, el joven artista y místico, autonombrado «Ali Ben Hurr» y cuyo nombre verdadero era Rafael de la Torre, fue anunciado en las calles de la ciudad mediante carteles que publicitaban su acto, programado para realizarse en la plaza de toros «La Lidia». El acto era un desafío directo a la muerte; consistía en un experimento de defunción aparente en el que el hombre sería sepultado en el centro del ruedo, arropado por un féretro de cristal, mientras una corrida de toros se escenificaba sobre su cuerpo yerto. Horas después, sería sacado de su tumba provisional, en perfecto estado de salud. Desgraciadamente el hombre murió. LEE LA HISTORIA DEL FAQUIR AQUÍ.
PLAZA DE TOROS DE TAPIJULUYA
Se encontraba entre la Ceiba y Atasta. Allí toreó un joven llamado Camaleño que era muy valiente.
La plaza de toros «Centenario» se ubicaba a la izquierda del camino de Atasta frente al cementerio general. Se tiene conocimiento que un novillero conocido como «carnicerito», falleció en una ocasión por las heridas que le propinó un toro. Esto debió haber sido entre 1900 y 1914.
En esa época eran conocidos dos novilleros jóvenes llamados Samuel Solís y Cayetano González. Samuel Solís fue condiscípulo de Gaona, su estilo era elegante, fino, al contrario de Cayetano que era temerario, no muy elegante, pero con coraje. Rafael Domínguez narra en su libro «Tierra Mía», que eran intensas las tardes en que participaban y había ocasiones que se armaban pleitos en los que volaban cojines y abundaban los insultos.
PLAZA DE TOROS CAYETANO GONZÁLEZ
El 16 de febrero DE 1912 el Ayuntamiento autoriza a don Manuel Romano León construir una plaza de toros en el barrio de Santa Cruz, que se elaboró de madera y fue construida por el carpintero Concepción Lezama, con la dirección del ingeniero Antonio N. Martínez.
Esta Plaza de toros se localizó en la 3era. avenida del Grijalva, se terminó en una semana. y se inauguró con una encerrona a entrada gratis y diez corridas normales; el 29 de marzo solicitó permiso para otras diez corridas. Aquí toreó Cayetano González también.
A veces, después de las corridas, claro está, se regalaba al público la “carne toreada”, es decir, la carne del toro que se había matado. La plaza a veces tuvo problemas porque no se lidiaban toros con las condiciones que exigía el Reglamento en vigor.
Doña Edith Matus de Sumohano menciona en su libro «Lo que el tiempo quiere olvidar» a esta plaza de toros, escribe que se situaba en el playón, a la altura donde se encontraba el Puente Grijalva e indica que se contaba con ganadería con toros de lidia, como la de “San Cayetano” del señor Romeo Padrón Wade de Teapa, Tabasco.
MONUMENTAL PLAZA DE TOROS VILLAHERMOSA
EL primero de abril de 1979, el entonces gobernador Leandro Rovirosa Wade inauguró la plaza de toros de Villahermosa en el marco de la Feria Tabasco.
El cartel fue compuesto por grandes figuras del toreo: Manolo Martínez, Eloy Cavazos y ‘Curro’ Rivera, quienes enfrentaron seis ejemplares de 500 kilos en los lomos provenientes de la ganadería de San Martín, propiedad de los productores mexicanos José Chafik y Marcelino Miaja.
La Monumental de Villahermosa tenía una capacidad aproximada de 12 mil personas y llegó a registrar llenos totales que llevaron a colocar anuncios de: “No hay boletos”.
Se presentaron también personalidades como Rafael Ortega, Pablo Hermoso de Mendoza, Julián López ‘El Juli’, los matadores españoles ‘Curro’ Romero, Andrés Vázquez; mexicanos del calibre de Alfonso Ramírez, Alfredo Leal, Jesús Solorzano, ni que decir de el Zotoluco, Mariano Ramos, Manolo Arruza, Alejandro y David Silveti, entre otros.
En el marco de la Feria Tabasco de 1979 se efectuaron cuatro corridas: el domingo 22 de abril fue un mano a mano entre Manolo Martínez y Eloy Cavazos con ejemplares de Fernando de la Mora a los que le cortaron los orejas.
En la tercera corrida fue un cartel de tronío entre las figuras Curro Rivera, Mariano Ramos y Manolo Arruza.
La última corrida de esas feria incluyó la presentación del rejoneador portugués Pedro Luciero, acompañado de los Forcados Mexicanos, a pie repitió Arruza y Fermín Espinoza ‘Armillita’, además de la presentación del matador tabasqueño Javier Tapia ‘El Cala’, triunfador esa tarde al cortar dos orejas.
En tiempos de feria, la plaza era utilizada también para la imposición de bandas de las embajadoras.
Su último evento fue en marzo de 2009. Fue cerrada y dejada en el abandono.
Fuentes: