Transporte Marítimo
Las historias de los barcos más conocidos que navegaron por Tabasco.
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TRANSPORTE MARÍTIMO

A principios del S XX, la comunicación en San Juan Bautista era por la vía fluvial. Las carreteras no existían. El puerto de Frontera, era conocido como las “Puertas de Tabasco” porque llegaban barcos comerciales de Europa y Estados Unidos. Las travesías entre municipios se hacían en barcos y dos días en barcos haciendo escalas.

Fue famosa la flota marítima de los Romano, al igual que los barcos de don Polo Valenzuela, elegantes navíos que recorrieron el Usumacinta y el Grijalva cubriendo por años el itinerario hacia la región de los ríos hasta el Palizada y la isla del Carmen, que no resistieron los turbulentos años revolucionarios.

En esa época tenían gran demanda las canoas motor que podían llegar hasta Campeche, algunas de ellas eran  “Norma Alicia”, “Nuevo Armandito”, “Benito Juárez”, “Carlos Manuel”, “María Luisa”, la “Vaca Sagrada”, “Paraíso” “El Halcón”, “Camariaca”, “Chontalpa”, el Marsopla”, “Judith”, “Ave María”; el pailebot “Juan José”, el balandro motor “Encanto”, el balandro motor “Radio”, el balandro motor “Elba”, el motor nacional “Carmen Celis”, la canoa motor “Unión”, el buque motor “América”. Todos cumplían itinerarios para unir los municipios con la ciudad capital.

Los balandros de motor como “Ruiz Cano” y “América”, eran embarcaciones un poco más grandes, con dos potentes máquinas cada una, y sólo cubrían rutas marítimas por el golfo de México hasta el Puerto de Veracruz y Tampico. El “Ruiz Cano”, caracterizado éste por su lentitud debido a su proa ancha y por estar construido todo de fierro, tenían una capacidad de 200 a 400 toneladas de carga, surtían al comercio local y transportaban parte de la producción local como maíz, cacao y copra.

El más grande y moderno de ellos fue el “Vicente Antonio” y que se hundiera en 1937 cuando hacía su recorrido entre Frontera y Veracruz. El “Lurline” era de las embarcaciones más rápidas.

Toda una época llenó la “Yalton” desde 1930. Era de los más requeridos por los tabasqueños que viajaban a la Ciudad de México, sobre todo estudiantes y hombres de negocios. Así mismo atracaban en el muelle de Villahermosa el “Lurline”, “Perseverancia”, “Caridad”, “Franschon”, “Cóndor”, “Constancia”, “Rosita”, “Hirán”, “Ruiz Cano” y el “Vicente Antonio” (que se incendió).

Tres remolcadores surcaban también los ríos tabasqueños en esos años en que languidecía la vida y la actividad marítima y fluvial de la región; el “Brune” que viajaba regularmente hacia Campeche, el “Chiapas” hacia Pichucalco y el “Paraíso” en Frontera.

Los vapores “Lumijá”, “Abraham Bandala”, “Sánchez Mármol” y el “Carmen” fueron armados en los astilleros en Frontera de “The Tabasco-Chiapas Trading and Transportation Co.” Propiedad de Henry Bushnell y otros socios capitalistas de New Jersey. Manuel Sánchez Mármol era apoderado legal y Bushnell era presidente y representante de esa compañía. Junto con el “Carmen” se ensambló el “Lotus” en esos astilleros en 1906.

Muelle
El Vapor Sánchez Mármol
Astilleros

EN JALAPA

En los primeros años del siglo XX, surgen las principales embarcaciones modernas en Jalapa, consistentes en pequeñas y medianas naves movidas por vapor y después con motores de diesel y gasolina, a través de las cuales se trasladaban habitantes de éste y otros municipios cercanos,  para comercio,  principalmente en  mercancías  del consumo  básico  como  son:  maíz,  arroz,  azúcar,  frijol, frutas,  verduras, legumbres, medicinas, telas, calzado, muebles, etc.

Entre los barcos pioneros que en aquel entonces navegaron por los ríos del municipio, principalmente en el de La Sierra, se recuerda: «El Roberto», «El Lilia», «El Brunilda», «La Alianza» y «El Tapijulapa», entre otros.

Otras embarcaciones que cubrían el recorrido Jalapa-Villahermosa, fueron: «El Coconito» del señor Carlos Zetina, originario de Tacotalpa; «El Armandito» de Don Filogonio Andrade; «El Pravia» de Don Ulises, Cámara; «El Martha» de Don Marcial Gil; «El Jahuacapa» o “María Estela» de los señores Eduardo Gil Zurita y Lorenzo Zapata; «El Lerma», de Don Geremías Cámara; todos del Municipio de Jalapa.

También navegaron por estos ríos, otras clases los «Lanchones», sirviendo algunos para transportar plátano, madera u otros productos; la mayoría eran propiedad de comerciantes que los utilizaban exclusivamente para los fines propios de su negocio.

Estos barcos regularmente realizaban un viaje por semana cada uno, cubriendo la distancia Jalapa-Villahermosa, cuyo recorrido se tardaba entre siete u ocho horas, con buen calado, considerándose dentro de este tiempo las escalas que hacían en lugares intermedios de cierta importancia para el ascenso y descenso de pasajeros y mercancías.  En tiempo, de «seca» cuando las aguas de los ríos bajaban su nivel, la navegación se hacía con mucha dificultad debido a que los barcos se «varaban» en las partes bajas, lo que obligaba a la tripulación y pasajeros tirarse al agua con objeto de quitarle peso a la nave, al mismo tiempo que unían fuerzas para remolcarla y «desvararla».  Estos incidentes naturales demoraban el viaje y había ocasiones en que se tardaban hasta día y medio en el traslado Jalapa-Villahermosa o viceversa.

Estos barcos no solo cubrían esta ruta, sino también la de otros municipios comunicados por los ríos del Estado, haciendo un rol o itinerario en sus recorridos, tratando de no coincidir con otros en un mismo lugar.

En los viajes los pasajeros realizaban juegos de mesa, y algunos pasajeros organizaban canto, música, bailes. Los barcos servían comida; eran famosos los caldos de gallina criolla con sus galletas de sal, su respectivo limón y chile amashito, rematando con un sabroso chorote o una humeante y rica taza de café de olla o chocolate.

A la llegada de los barcos a cada «atracadero» o «muelle» de los lugares de escala, causaban un gran júbilo y alegría entre los vecinos que acudían a recibir a sus familiares o amigos o bien para comerciar sus mercancías, o simplemente para admirar el barco y recibir o despedir a los pasajeros.  No faltaban en los atracaderos los llamados «alijadores» siempre prestos a ofrecer sus servicios para cargar o descargar toda clase de mercancía transportada por los comerciantes y pasajeros.

En 1951, un grupo de estos esforzados trabajadores, forman el Sindicato Unico de Alijadores y Carretilleros

Fue en la década de los años cincuenta, cuando se inicia formalmente el transporte terrestre en Jalapa y Villahermosa, que los barcos pierden poco a poco importancia como medios de transporte, resultando incosteable para sus dueños el mantenimiento y gastos de operación, optando por retirarse de esta actividad.

Fuente:

Zurita Pedrero, Carlos Mario (2000) Historia y monografía de Jalapa. H. Ayuntamiento de Jalapa. Pag. 64-66

EL CARMEN

 

El famoso barco “Carmen” marcó historia de la navegación en Tabasco y Campeche , el vapor palacio le llamaban. Era semejante a los barcos del Mississipi con una enorme rueda trasera de aspas impulsada por una caldera. Tenía tres pisos: el inferior era para carga y ganado y los otros dos tenían camarotes para pasajeros. El “Carmen”, junto con el “Sánchez Mármol” y el “Abraham Bandala”, fueron puesto a remate en abril de 1915.

El “Carmen” zarpaba desde el barranco, a orillas del Grijalva, a la altura de lo que fuera la calle Constitución, hoy 27 de Febrero a a la seis de la tarde, pero desde las dos hacía sonar su silbato cada hora y se escuchaba por toda Villahermosa. Durante los años de Garrido y del callismo, a el “Carmen” se le cambió ese nombre por el de “General Plutarco Elías Calles”; a la caída del régimen garridista se le restituyó su nombre original: el “Carmen”.

Según datos de los años de 1951 a 1953, el vapor nacional “Carmen” cubría una ruta de Villahermosa-Frontera-Región de los Ríos, hasta Jonuta; el buque “Puxcatán” lo hacía desde la ciudad de Villahermosa a Tepetitán, Macuspana y Salto de Agua.

El barco se incendió el 12 de Mayo de 1958 a las 7 de la mañana a la altura de la Boca de Aztlán, casi a 10 kilómetros de la ciudad de Villahermosa. cuando regresaba de Jonuta tras embarcar un ganado de Manuel García y César Valenzuela. rumbo a la ciudad capital. El incendio se inició en la cocina al explotar la estufa. El ganado fue echado al agua a tiempo con excepción de dos reses y no hubo desgracias personales. El capitán Joaquín Rodríguez y el cocinero sólo sufrieron quemaduras de segundo grado en los brazos y el primero perdió $7, 000 en billetes que guardaba en el camarote.

El “Carmen” era propiedad de una cooperativa integrada por Silvestre Reyes, Ángel Pech, Felipe González, Ernesto Ortiz, Ignacio Armengol y Auspín Madrigal. El barco no estaba asegurado y estos socios se quedaron sin trabajo y con graves apuros económicos. Causó una tristeza enorme la destrucción del “Carmen” en Villahermosa y Ciudad del Carmen. El casco del “Carmen” fue comprado en $30, 000 por los hermanos López de Llergo al Banco de Fomento Cooperativo. Ese casco fue convertido en panga y dio servicio durante muchos años.

EL CLARA RAMOS

 

El empresario maderero Policarpo Valenzuela Yera adquirió un barco en 1903, al cual bautizó con el nombre de Clara Ramos, en honor de su esposa. Este vapor, junto con el Hidalgo, Libertador, Lumijá, el Usumacinta y Chontalpa estos dos últimos adquiridos tres años atrás, vinieron a engrosar la empresa naviera Compañía de Navegación de los ríos Mezcalapa, Grijalva, Usumacinta y Palizada.
La compañía naviera fue destinada al tráfico fluvial, principalmente desde San Juan Bautista hacia Jonuta, Montecristo, Balancán y Tenosique; así mismo realizaba viajes a Frontera y, por el río Palizada, llegaban a la isla del Carmen.
El 2 de mayo de 1930 el Clara Ramos inició su primer viaje con pasajeros y carga partiendo hacia Álvaro Obregón, Jonuta, Palizada, Ciudad del Carmen y Emiliano Zapata.
El despacho fue realizado por la casa G. Benito y Cia, Sucs. Antes había sido objeto de una reparación general, más bien la construcción de un nuevo barco, permitiendo que sus condiciones para la navegación fluvial fueran inmejorables y que la comodidad de los pasajeros tuviera todo el confort y elegancia deseables.
El 3 de diciembre del mismo año, el barco cargó, en el Gran Poder, 100 toneladas de tinto; salió de Boca Chica encontrándose con el mar muy encrespado, por lo cual el capitán decidió retornar al punto indicado a buscar abrigo, pero el vapor naufragó partiéndose en dos, de proa a popa. Se ahogaron la esposa y los tres hijos del capitán del navío, Samuel Beuló. El hundimiento fue en Boca Chica, en el río. Se especula que posiblemente la tragedia se debió a la carga estaba mal colocada.

EL VAPOR LUMIJÁ

 

La nota sobresaliente de los festejos del 5 de mayo de 1901 fue la inauguración hecha por el entonces gobernador Abraham Bandala, del vapor de río “Lumijá”, nombre de un afluente del “Tulijá”. “Agua de la tierra” significa en tzendal “Lumijá”, o sea “agua color de tierra”, de “lum” tierra y “ja”, agua. Sus aguas, en efecto, son terrosas, de color rojizo obscuro, como brotan del cerro de “El Salto”.

 

El barco “Lumijá” fue construido en el puerto tabasqueño de Frontera, después el “Álvaro Obregón”, con material norteamericano y bajo la dirección de unos señores Miller y Shreiner. Era propiedad del señor Henry D. Bushnel y podía conducir a bordo 200 toneladas de mercancías. Contaba con cómodos camarotes para 55 pasajeros de primera clase, 30 de segunda y 100 de tercera. Estaba dotado de iluminación eléctrica propia y ventiladores. Su comedor era amplio. El salón fumador estaba decorado con elegancia y el baño ofrecía las comodidades necesarias.

El barco llegó a los muelles de San Juan Bautista el 5 de mayo a las tres de la tarde procedente de Frontera con varias familias, entre ellas las de Fojaco, Girard, Ferrer, Espejo y otras. Don Salvador de la Rosa, el diputado por Cunduacán, con Homero A. Bandala, subieron a recibirlas.

Poco antes de la siete de la noche llegó el gobernador Bandala e inició su recorrido por el río Grijalva. Los “voladores” lanzados desde a bordo y luces de bengala daban un aspecto fantástico.

Al virar el vapor en tomo de “La Colmena”, la concurrencia pasó al comedor, donde se sirvió un lunch. Se brindó por la prosperidad del estado de Tabasco y hubo frases expresivas para el general Bandala, quien contestó con felicitaciones al dueño y a los constructores.

En San Juan Bautista hubo años después, un salón que a los muchachos nos decían que era un tanto pecaminoso y que se denominaba el “Lumijá”. Este vocablo no aparece en ningún diccionario regional más o menos conocido.

El sabio tabasqueño don José Narciso Rovirosa en sus “Nombres geográficos del estado de Tabasco”, sólo al hablar del Río “Tulijá” anota que “ja” es agua, si bien el mismo autor, en su manuscrito “El Partido de Macuspana” explica que “Tulijá” se deriva de “dos voces del idioma de los indios, que significan agua o río azul”, pero no alude a que “tunil” en tzendal quiera decir azul sino piedra, por lo que para él “Tulijá” en ese opúsculo es agua o río de piedra o pedregoso.

 

Fuente:

Taracena, Alfonso. (1974). Historia de la revolución en Tabasco. Ediciones del gobierno de Tabasco, México. pp. 9-10.

EL CAPITÁN BEULÓ

 

Un asunto que trascendió fue aquel de la lancha Jahuactal, que fuera la embarcación gubernamental, la de uso exclusivo del “Señor Gobernador”, don Francisco J. Santamaría. Esa embarcación fue construida en los astilleros de la Confederación Platanera, botada un 4 de mayo de 1949 y “…cedida galantemente para servicio del Gobierno del Estado”.

De 51 pies de eslora, 3.5 de manga y 3 de puntal, el Jahuactal era una magnífica nave. Dotada de una máquina Carterpillar de diésel con una potencia de 65 caballos de fuerza. Su interior tenía cocina, dos servicios sanitarios, un privado, comedor y cocina. En esa embarcación podían viajar con comodidad hasta diez pasajeros. En ella hizo todas sus giras Francisco J. Santamaría por todo el estado; año y medio después le llovían las críticas, a él y a la Confederación.

Les señalaban que este organismo estaba controlado por el Gobernador y usaba para ello a su presidente, José Morgadanes. Les decían que mientras la directiva informaba a sus agremiados productores que el kilo de plátano se vendía en los Estados Unidos a 7 centavos de dólar, sin embargo, ellos sabían que se estaba vendiendo a $0.17. La diferencia se la retenía, vía comisiones, José Morgadanes y parientes; al “maestro”, a Santamaría, le otorgaban una “regalía” mensual de $20, 000.. Fueron tantas las presiones y las críticas por este regalo, que la Confederación terminó por retirar el uso del Jahuactal a Francisco J. Santamaría.

El Jahuactal se acondicionó para dar servicio médico en el estado, durante el régimen del Lic. Carlos A. Madrazo, por lo que fue conocido como Mensajero de la Salud.

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Durante la gestión del Lic. Mario Trujillo fue nombrado Capitán Beuló, en honor al capitán que lo tenía a cargo y  rehabilitado como barco turístico, la gente podía disfrutar de comidas y cenas mientras recorrían el Grijalva. Algunos años después fue puesto fuera de servicio. Se rehabilitó y hoy se encuentra en exhibición en el museo “Papagayo”.

HOVERCRAFT

El hovercraft hacía recorridos en Villahermosa entre 1973-1975. Salía de la zona de CICOM y daba un paseo por el río Grijalva; su acceso era por la parte de enfrente, tenía asientos semejantes a un ferri.
Al parecer era una compañía inglesa y su capitán era inglés. Dejó de trabaja porque tuvo una rotura con un tronco sumergido y termino abandonado por Ciudad el Carmen, Campeche.
Agradecemos a Regino Roca y al Ing.  Fermín Revueltas por su información.
El Hovercraft cruzando el Grijalva
Familias paseaban en el río sobre la embarcación
El Hovercraft abandonado y descompuesto cerca de Cd. del Carmen

Fuentes:

 

  1. Balcázar Antonio, Elías (2014). Tabasco a dos Tiempos 1940-1960. UJAT. Tabasco, México.
  2. Peralta Burelo, Francisco (2011). Los otros tiempos. UJAT. Villahermosa, Tabasco.

G A L E R Í A