Se habla también de Lorenzo Jácome, pirata mulato originario de Montepío que, por su corta estatura apodaron «Lorencillo». Jácome había trabajado unos años en el puerto de Veracruz y se había escapado después de cometer algunos delitos, por lo que era prófugo de la justicia de la Nueva España.
Él ejercía sus rapiñas desde la costa del Sotavento veracruzano hasta Campeche, teniendo como guarida de sus correrías, la gruta de Roca Partida. Existían por aquellos tiempos entre la Barra de Santa Ana y Tonalá cuatro pueblos de indios aztecas, conocidos como los Ahualulcos, cuyos habitantes fueron tan acosados por el Lorencillo y sus piratas que resolvieron abandonar sus pueblos para asentarse en otros lugares. Se refugió en Jamaica donde falleció.
No onfundir con Lorenz de Graff, pirata holandés que asoló la región. Los dos son personajes distintos, pero cuando se habla de «Lorencillo» bien puede tratarse de cualquiera de los dos piratas, ya que era costumbre de los «perros del mar» el aparecer con otros nombres en diversas ocasiones.

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