Desde épocas prehispánicas, las culturas mesoamericanas tenían expertos curanderos que afrontaban con éxito, enfermedades comunes de la vida cotidiana, así como picaduras de serpientes, fracturas de huesos y también un mal muy común en la cosmovisión indígena, el espanto o mal viento.
Para curarse de espanto o uts´ëkëlin uba t´ok bak´ët en lengua maya yokot´an, se tenía que buscar un curandero o ajts´ak, que era quien se encargaba de realizar los antiguos rituales e invocaciones en lengua maya yokot´an para curar el espíritu (o la sombra) que se encontraba enfermo, por eso el cuerpo se encontraba débil con mucho sueño, señal que los curanderos veían como un paso de la persona espantada, cercana a la muerte.
Contaba un antiguo anciano yokot´an de la villa Vicente Guerrero en Centla, “El espanto es una enfermedad que no lo cura el doctor de hospital si no un curandero ensalmador, nueve ensalmos se tiene que realizar para curar el espanto de agua, de animal, de choque, de gente borracha, etc., si el enfermo es mujer debe ser ensalmada por un ensalmador hombre, si el espantado es hombre, debe ser ensalmado por una ensalmadora mujer, para que se cumpla las antiguas dualidades de la creencia maya yokot´an, vida – muerte, frio – calor, día – noche, femenino – masculino, etc.”.
Otro anciano también comentaba, “antiguamente no existía en el pueblo, tantos enfermos de la diabetes o azúcar que le llaman, si antes te espantabas, inmediatamente para que tu pixan (espíritu) no abandonara tu cuerpo, te realizaban nueve ensalmos, hoy no puedes espantarte porque el doctor de hospital te dice, por espantarte ya te cayó azúcar o diabetes, y el enfermo ya no va a ensalmarse, entonces llega la fiebre, la fatiga, la falta de hambre, adelgazamiento, diarreas y la muerte, si alguien sufre de accidente automovilístico, ya te espantaste y tu pixan quedó allá, donde tuviste el accidente, hay que irlo a recoger o de lo contrario el espanto te va a matar”.
En la actualidad pocos son los curanderos o ensalmadores que curan el espanto y el mal aire en Tabasco, por eso abundan los enfermos de diabetes y azúcar, los ensalmadores tradicionales con albahaca y yerbabuena te ensalman, te curan el espanto, aunque para el hombre de la ciudad, incrédulo y escéptico por naturaleza, menosprecia el ensalmo y no cree en la enfermedad del espanto, alegando que la ciencia y la medicina del hospital es siempre mejor que la cura tradicional, sin embargo, cuando su dinero escasea y cuando la medicina convencional no logra rehabilitarlo, recurre como último recurso a la medicina antigua y tradicional como el ensalmo, una antigua cura milenaria que el ajts´ak o curandero maya yokot´an, aún conserva para rescatar de los brazos de la muerte al enfermo de espanto.
Fuentes:
Con información de don Ferdusi Bastar Mérito.
1.- Campos, J. (1988). Bajo el Signo de Ix Bolon. Villahermosa, Tabasco: Fondo de Cultura Económica.
2.- Canabal Estañol, A. (2003). Cosas de mi Pueblo «Cuentos y Anecdotas». Frontera, Centla, Tabasco: Engargolados y Copias «Utrilla».
3.- Francisco, J. A. (2002). Chamanes, Los Amos del Fuego. Madrid, España: Año Cero.
4.- González, B. P. (2005). Los Antiguos Chontales de Tabasco. Villahermosa, Tabasco: Gobierno del Estado de Tabasco.
5.- Inchaustegui, C. (1987). Las Márgenes del Tabasco Chontal. Villahermosa, Tabasco: Gobierno del Estado de Tabasco.
6.- Maimone Moroni, D. (2010). Relatos y Leyendas Chontales de Tabasco. México D.F.: Grupo Profesionales Gráficos de México.