Despedida de las Ánimas
Durante casi un mes  las ánimas del purgatorio son recordadas entre los pueblos indígenas y mestizos de Tabasco a través de ofrendas y rosarios que solicitan su ayuda y eterno descanso.
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DESPEDIDA DE LAS ÁNIMAS

Lic. José Francisco Jiménez Reyes
Investigador de la cultura Yokot’an originario de Frontera, Centla, Tabasco. Email: frajr3@hotmail.com

Durante casi un mes  las ánimas del purgatorio son recordadas entre los pueblos indígenas y mestizos de Tabasco a través de ofrendas y rosarios que solicitan su ayuda y eterno descanso. Aun podemos ver familias que realizan el encendido de velitas de cebo, la colocación de un vaso de agua y el ofrecimiento de sus oraciones  los días lunes por el descanso de sus familiares fallecidos.

Al igual que sucede a su llegada se realizan diversas actividades aunque un poco más austeras. Si la familia realizo una entrega de ofrenda o rezos según la usanza ya no suele ser tan riguroso u obligatorio presentar alimentos de despedida. Sin embargo la mayoría de las comunidades arraigadas planifican durante las primeras horas del día 29 de Noviembre los alimentos que se otorgaran.

Así pues se preparan tamales por lo general revueltos y de masa colada con carne de res, cerdo o pollo, bolas de chorote las cuales son envueltas en hojas de plátano o to y algunas frutas de temporada sin pelar. En lugares de ascendencia indígena como el poblado Ignacio Zaragoza en el municipio de Centla los alimentos son colocados en un morral al cual llama chim  que pende a un costado del altar junto a un bush con agua.  En Tamulté de las Sabanas de acuerdo a los relatos este “itacate” es recomendado en la lengua chontal; así también se prepara aparte otro envoltorio el cual se les solicita a las ánimas lleven y lo entreguen a los familiares o amigos fallecidos en el año y que no pudieron venir a esta fiesta. En las comunidades chontales de Jalpa de Méndez y Nacajuca se dice que San Andrés Apóstol las pasa a buscar y le piden a la Virgen María las proteja.

En las zonas mestizas se acostumbra a colocar un cumulo de tamales, pan o galletas (marquesote, turulete o suspiro) envueltos en paños bordados, café o chocolate, el vaso de agua, sal y muchas veladoras. En esta misma área se realizan para estas fechas el rezo del Réquiem, oración que se pronuncia en latín y por lo general 100 veces que equivale a dos rosarios:

Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis. Requiescat in pace. Amén.

También es común escuchar antiguos cantos que aún quedan en la memoria de los abuelos:

 

Adiós ánimas benditas

Ya se van para la gloria

A los pies del redentor

Cantaran todas victoria…

 

San Andrés pastor bendito

Que hoy te vas con tu rebaño

Dios te concedió la gracia

De traerlas todo el año…

 

Las almas haya en el cielo

Cantaran con alegría

Y nosotros en la tierra

Cantaremos ave maría…

 

Mientras se entonan estos himnos se encienden las velas de cebo sobre tablas de madera o naranja agrias partidas formando un camino, en el techo penden los faroles de palma con veladoras encendidas y el sahumerio con copal para darles las gracias por la visita, encomendarles sus peticiones e indicarles que ya es hora de partir no sin antes convidarlas a regresar hasta el próximo año.

Dice la conseja popular que esa noche no se debe de ambular por los caminos  solitarios pues las ánimas pueden salir a tu encuentro y llevarte con ellas, casualmente en estos últimos días ocurren muchos accidentes y muertes repentinas en la población. También es común que en estas fechas haya mal tiempo, se cree que cuando las ánimas vienen y se van deberá llover para quitarse la sal de este mundo.

Al día siguiente 30 de Noviembre se resguardan las fotos de los difuntos, se purifica el altar, se cambia la palia y eliminan los adornos que pudieron acompañar durante este mes como papel, palmas u hojas.

 

Dales, Señor, el descanso eterno.

Y brille para ellos la luz perpetua.

Descansen en paz. Así sea.