EL CERRO DE GUADALUPE
El 14 de octubre de 1895 Lorenzo de la Torre compró un predio de 4-80-55 hectáreas para su padre, don Feliciano, y la propiedad llamada Cerro de Guadalupe quedó bajo el cuidado de la familia de la Torre.
La propiedad estaba ubicada en los límites del barrio de Esquipulas, cuando aún no existían las calles ni las casas que hoy en día la rodean. La casa tenía una ubicación excelente, estaba construida en un terreno elevado, al que se llegaba por un camino marcado por el diario paso de hombres, animales y carretas, quedaba a salvo de las inundaciones, y permitía a sus habitantes beneficiarse con la vista y la brisa del río que corría cercano.
Según indican los documentos de propiedad, la primera construcción fue hecha con setos y las tejas extranjeras que los barcos traían como lastre y dejaban aquí. La casa respetaba la sencillez de la tradicional arquitectura criolla, con corredores techados, altos ventanales y habitaciones abiertas a patios interiores para protegerse del sol, capturar la brisa y aprovechar las sombras. El terreno estaría circundado por reverdecidos troncos de cocoíte o palo mulato.
LUIS FERNÁNDEZ DEL CAMPO
En 1902 murió don Feliciano de la Torre, y cuatro años más tarde, su viuda, doña Patricia, y sus hijos, Lorenzo, Guadalupe y Victoria, se vieron en la necesidad de hipotecar la CASA. Por motivos que se desconocen, los pagos no fueron cubiertos y después de un juicio la propiedad salió a remate público donde la adquirió el ingeniero Luis Fernández del Campo por la cantidad de $2,350 pesos de plata, además de los $7.35 pesos que tuvo que pagar a la Tesorería General por el registro.
La escritura, fechada el 18 de mayo de 1906, nos deja saber que este nuevo dueño tenía 35 años, era casado y oriundo de Campeche y que en aquel momento la superficie de 4-80-55 hectáreas estaba cubierta por cafetos y árboles frutales rodeados por un cercado con alambre de púas. Indica que la construcción medía trece metros de largo por quince de ancho incluyendo el caedizo y que tenía setos y tejas extranjeras, con mucha seguridad los mismos que se mencionan en el primer documento de compra. En esta parte, la historia de la Quinta adquiere visos de intriga pues se inserta el juez Tomás Hidalgo Estrada, un oscuro personaje afecto al régimen porfirista que presidió el juicio de remate y, al parecer, usó su poder para hacerse dueño del terreno en disputa.
TRINIDAD DOMÍNGUEZ
Como si existiera un acuerdo previo, el ingeniero Luis Fernández volvió a vender la casa antes de dos meses, y el 22 de junio de 1906 la adquirió el señor Trinidad Domínguez, “escribidor” del Juzgado Primero del Ramo Criminal, aunque la propiedad volvió a quedar hipotecada porque el comprador no cubrió el total del precio.
Un documento del 31 de enero de 1907 da testimonio de que el escribano Trinidad Domínguez vendió “para siempre y sin reservas” la propiedad al juez Tomás Hidalgo Estrada, por la cantidad de dos mil doscientos pesos, aunque durante la transacción no se efectuó pago alguno, pues el señor Domínguez declaró haber recibido ya mil doscientos pesos y el licenciado Hidalgo se comprometió a pagar la hipoteca de mil pesos que había dejado pendiente el ingeniero Luis Fernández. Ahora se sabe que este “para siempre” sólo duró cinco años, en los cuales la familia Hidalgo disfrutó de la casa mientras la tensión política aumentaba en todo el país bajo la Presidencia de Porfirio Díaz.
CÉSAR SASTRÉ VERAUD
La situación prevalente y sus nada claros movimientos políticos, se dice forzaron al juez Tomás Hidalgo a vender su casa por la cantidad de $12,645 pesos a César Sastré Veraud, quien el 27 de mayo de 1912 se convirtió en el nuevo dueño del predio del Cerro de Guadalupe. Gracias al contrato de compraventa, se puede saber que César Sastré Veraud, el nuevo poseedor de la quinta, era un agricultor de 35 años que radicaba en Cárdenas, y se encontraba “accidentalmente de tránsito en esta ciudad”. Datos no del todo veraces, ya que César Sastré fue diputado suplente durante el Gobierno de Mestre Ghigliazza.
Respecto a los cambios habidos en la casa, la escritura refiere que se trataba de:
“Una finca urbana construida de mampostería, tejas y maderas del país (ya no se habla de tejas extranjeras) ubicada en el barrio Macayal, calle Santos Degollado de esta ciudad cuyos linderos y dimensiones son: la casa mide diecinueve metros por cada uno de los rumbos, Norte, Sur, Este y Oeste; la segunda casa mide, diez metros de largo por seis metros de ancho [ … ]”.
Por otra parte, el contrato de compraventa nos deja ver que, al fin y al cabo abogado, Hidalgo Estrada no excluía la posibilidad de volver a ser el dueño del terreno, y por ello incluyó, en dicho contrato, una ventajosa cláusula de retroventa que dice:
“[ … ] si los consortes vendedores o quien sus derechos representen devuelven al señor César Sastré Veraud o a sus causahabientes dentro del plazo de tres años [ … ] hasta el 9 de abril de 1915 los doce mil seiscientos cuarentaicinco pesos del precio de esta venta[ … ] les otorgarán[ … ] la correspondiente escritura de retroventa, pero si transcurriese el plazo estipulado, sin que los consortes vendedores [ … ] ejerciten el derecho de retroventa, adquirirá la presente [escritura] la condición de venta absoluta e irrevocable [ … ] quedando establecidas las siguientes condiciones: I [ .. .]. II. Los consortes vendedores tienen el derecho de habitar la finca y disponer de todos los productos de ella durante el plazo convenido para redimirla, sin pagar ninguna remuneración ni arrendamiento [ … ] El comprador acepta esta escritura y se da por recibido de los títulos y plano [ … ] de la finca que lleva adquirida con pacto de retro [ … ]”.
Al final, como sabemos, Hidalgo Estrada nunca pudo volver a ser dueño de la propiedad, por lo que ahora debemos seguir la huella de Cesar Sastré Veraud a través del entramado de la historia local y nacional.
DOÑA FIDENCIA
El 30 de agosto de 1917 la casa pasó a manos de doña Fidencia Fernández Veraud, viuda de Sastré, quien llegó a ser la persona que durante más tiempo conservó la propiedad. Doña Fidencia, cuyo nombre lleva una calle en el Centro.
Ella utilizaba la casa del Cerro de Guadalupe como lugar de descanso y continuaba viviendo en su domicilio de la calle Madero. Mujer magnánima y desprendida permitía que los aguadores sacaran agua del pozo y la vendieran por las calles de la ciudad con el pregón “Agua de quinta”.
Cuando Tomás Garrido gobernaba con su dura postura anticlerical, Doña Fidencia atraía a los camisas rojas regalándoles comida y colgándoles escapularios. Por las tardes salía a rezar en voz alta caminando en la banqueta, llevando en sus manos un rosario grande de madera.
Por su osadía, un día la visitó un emisario del Ciclón del Sureste, quien le llevó cinco mil pesos en oro y le pidió le entregara las escrituras del Cerro de Guadalupe. Ella se negó en un principio, pero el gobernador se impuso y Doña Fidencia tuvo que venderle su propiedad a la fuerza en 1931.
TOMÁS GARRIDO CANABAL
El Cerro de Guadalupe pasó a manos de Tomás Garrido el 14 de febrero de 1931.
Se sabe que la casa del Cerro de Guadalupe se destinó a tareas relacionadas con el progreso social y educativo. Al respecto, en el mes de abril se podía leer en el diario Redención:
“El Cerro de Guadalupe es una hermosa quinta desde la cual se destacan panoramas hermosísimos, tiene una extensa hortaliza, ya que cuenta con eras preparadas para sembrar un fresal. El licenciado Garrido informó a nuestro reportero que próximamente quedará instalada en el mencionado lugar una estación avícola con gallinas Rhode Island Red, principalmente. Digno de mención es el ramo de quesería y dulcería que está muy bien atendido por personas que allí colaboran tan eficazmente en favor del progreso agrícola e industrial en el estado”.
Unos meses más tarde, se localiza otra nota que abunda sobre el manejo que se le daba a la casa:
“[ … ] registramos que en la reunión celebrada en el Cerro de Guadalupe el 1 º de agosto, el tema que llamó la atención de los concurrentes fue el relativo a la forma en que debemos prepararnos para el porvenir. No debemos concretarnos a la producción agrícola del roatán, sino debemos ensanchar nuestros cultivos de variados productos. En el informe de Gobierno que ese año rindió el Gobernador ante la XXXII Legislatura, menciona que ‘ .. .le he dado especial atención a la enseñanza agrícola y ganadera [ … ] giré un acuerdo creando 1 Centro Difusor de Conocimientos Agropecuarios y pequeñas industrias[ … ] · 1 programa de este Centro es el siguiente [ … ] Contabilidad Agrícola- Jases en la Escuelas Normal Rural ‘Dolores Correa Zapata'[ … ] así como en la granja ‘La Florida’ y ‘El Cerro d Guadalupe’ ¡ … ]”.
Además de estas actividades políticas y educativas, la vida cotidiana se alegraba con los tradicionales pasatiempos. Música que acompañaba los bailes en salones y residencias familiares, las serenatas y todo tipo de reuniones culturales. En torno a las exposiciones agropecuarias se desplegaban días de fiesta esperados con ansia por sus programas sumamente variados. Los servidores públicos gozaban de diez días de asueto para no perderse ningún acontecimiento cultural, deportivo o los populares concursos como “el del niño más sano” y magnas demostraciones de equipo para el trabajo agropecuario. Especial interés despertaba la elección de la señorita que obtendría el título de Mensajera del Progreso.
Alfonso Caparroso, quien comenta que antes de que Garrido habitara regularmente la casa de El Cerro de Guadalupe, la utilizaba como foro de sus tertulias, y apunta en sus memorias: “En un círculo de amigos muy reducido[ … ] el licenciado Garrido gustaba de oír la poesía magnífica de Antonio Machado, las hermosas crónicas neoyorquinas de Juan José Toblada, los resonantes versos de ‘Los claros clarines’ de Rubén Daría, la poesía heroica de López Velarde, y las plumas vibrantes de Altamirano y Zarco, sin faltar Máximo Gorki y Víctor Hugo, así como las violentas prédicas de Mirabeau. Estas pláticas tenían lugar por las tardes en su casa ‘El Cerro’ en Villahermosa, 1930 a 1934, entre sorbo y sorbo de café”.
Para marzo de 1934, en ocasión de la V Feria Regional, visitaron Tabasco el candidato a la presidencia general Lázaro Cárdenas y el ex presidente Plutarco Elías Calles, acompañados por once importantes políticos de aquel tiempo. Y en las memorias de Caparroso aparece una fotografía de estos personajes de la vida nacional junto al gobernador Tomás Garrido Canabal y al senador Carlos Riva Palacio departiendo en la casa del Cerro de Guadalupe.
El general Cárdenas pasó ocho días recorriendo Tabasco y la prensa nacional reseñó el beneplácito de los visitantes por la hospitalidad tabasqueña. Concluida la feria, la excitación cedía para dar lugar al ritmo de vida habitual, y para la casa del Cerro de Guadalupe llegaba una importante transformación. El 22 de abril de 1934 se publicó la siguiente noticia:
“CAMBIO DE DOMICILIO El día 18 de los corrientes el señor gobernador del Estado, licenciado Tomás Garrido C. cambió el domicilio de su honorable familia de las calles de Zaragoza de esta capital, en donde venía residiendo desde hace algunos años, a la casa de campo “El Cerro” ubicada en la colonia Jesús García”. Sin embargo, dado el carácter socialista del mandatario, la casa se siguió utilizando para celebraciones populares.
LA TOMA DE LA CASA DEL CERRO DE GUADALUPE
Después de la salida del Lic. Tomás Garrido, la casa del Cerro de Guadalupe fue habitada por un amigo de la familia, el Sr. Alejandro Lastra Ortiz. De esos años, don Amado Caparroso narra la toma de la casa del Cerro de Guadalupe por conflictos políticos:
“El día 20 de septiembre de 1939, estando Tomás todavía en su exilio en Costa Rica -segundo año de gobierno del licenciado Trujillo Gurría los ya citados (José González Esquivel, Antonio Calderón … ) se reunieron en “El Cerro” para celebrar el natalicio de Don Tomás, junto con otros garridistas hasta sumar veinte y cuatro. Platicaban animadamente recordando al jefe ausente, cuando, repentinamente, irrumpió en forma violenta en el predio un grupo fuertemente armado -más de veinte- a la cabeza del cual iba Gonzalo Rabelo Wade [ .. .]. Los recién llegados, con lujo de fuerza, intimidaron a rendirse (?) a los garridistas indefensos y los condujeron con gran expectación a la Inspección General de Policía [ … ] y los acusaron de conspirar contra la vida del gobernador Trujillo. Don Alejandro Lastra Ortiz leal amigo de Don Tomás y hombre pacífico, habitaba el Cerro en unión de su estimable esposa Doña Evangelina Lastra y sus cuatro retoños. Vejado e incomunicado y sujeto a estrecho interrogatorio, Don Alejandro Lastra Ortiz, fue conducido a la cárcel pública. Lo señalaban como jefe de la conspiración [ … ]. En tanto los garridistas eran conducidos al cuartel y casi pisando los talones a los que habían llegado antes, penetró a la finca del Licenciado Garrido otro numeroso grupo de individuos [ … ] quienes armados de picos y palas se dedicaron a levantar los pisos de la casa, destrozando furiosamente los mosaicos, destruyendo muebles, violando cerraduras, en busca del archivo personal del Licenciado Garrido -ese era el verdadero propósito de la irrupción- quien lo había recopilado a lo largo de 17 años y que sólo veinte días antes había sido empacado en diez cajas de madera y trasladado a la ciudad de México bajo el más absoluto sigilo [ … J”.
La toma de la casa del Cerro de Guadalupe se realizó cuando era gobernador interino Gonzalo Martínez de Escobar y duró tres días, hasta que los interesados se convencieron de que no estaba ahí la valiosa correspondencia que se había cruzado entre el licenciado Garrido y destacados personajes políticos como el presidente Obregón, el general Calles y el presidente de la República Española, Juan Negrín. Aunque, según Caparrosa, la carta que verdaderamente les importaba recobrar era una del presidente Cárdenas fechada en julio de 1935, en víspera del desconocimiento de los poderes en el estado.
MUERTE DE TOMAS GARRIDO
Tomás Garrido padecía de cáncer generalizado y el 8 de abril de 1943, fallece víctima de ese mal en la ciudad de Los Ángeles, California. El Cerro de Guadalupe, al igual que el resto de la herencia, fue adjudicado a los hijos del matrimonio Garrido Llavera: el Ing. químico Mayitzá Drusso, Zoila Libertad y Lenin. Para entonces, la superficie de la casa del Cerro había sido ampliada por la compra de cinco lotes contiguos hasta llegar a 5-64-19 hectáreas.
Mayitzá Drusso Garrido Llovera compareció como heredero y albacea en el otorgamiento de los bienes de la señora Dolores Llavera de Garrido el 27 de julio de 1943. Para su infortunio, su madre había muerto intestada por lo que se siguió un juicio suceorio, en el cual originalmente el licenciado Tomás Garrido aparecía como heredero y albacea; sin embargo, como él también había fallecido fue inevitable realizar nuevos trámites. En la escritura de adjudicación se lee:
“Los bienes que se aplican al heredero Mayitzá Drusso Garrido Llovera, con sus linderos son los siguientes [ … J. Predio rústico denominado El Cerro de Guadalupe ubicado en la Ranchería llamada antiguamente Macayal, con superficie total aproximada cincuenta y cuatro mil cuatrocientos cuarenta y cuatro metros cuadrados, cuarenta céntimos, compuesto de varias fracciones a saber: l. – Porción llamada ‘Cerro de Guadalupe ‘ [ … ], esta porción fue adquirida por por la autora de la herencia por compra que hizo a Fidencia Fernández Veraud, viuda de Sastré según escritura [ … ]. 2. – Fracción con superficie de doscientos veintidós metros y medio [… ]. Esta porción la hubo la autora de la herencia por compra que hizo a María Concepción Sánchez según documento privado de fecha treinta de septiembre de mil novecientos treinta y tres [ … ]. 3.- Fracción con superficie de dos mil cuatrocientos cincuenta y siete metros [… ]. Esta fracción la hubo [ … ] por compra que hizo a los hermanos Ana Lucrecia, Manuel Conrado, María Luisa y Josefa Troconis según escritura ( … ]. De fecha quince de noviembre de mil novecientos cuarenta y tres [… ]. 4. – Fracción con superficie de novecientos ochenta y cuatro metros, treinta y cinco centímetros cuadrados [ … ]. Esta fracción la hubo [ … ] por compra que hizo a María Concepción Sánchez López según documento privado de fecha veintitrés de abril de mil novecientos treinta y cuatro [… ]. 5.- Fracción con superficie de mil ciento seis metros cuadrados [ … ]. Esta fracción la adquirió la autora de la herencia por compra que hizo al señor Félix Morales según documento privado de fecha veintiocho de septiembre de mil novecientos treinta y tres [ … ].”
Mayitzá Drusso Garrido Llavera se enteró de la enfermedad de su padre, regresó a México, pero después del deceso, volvió a San José de Costa Rica. Es posible que la propiedad del Cerro de Guadalupe siguiera siendo habitada por el Lic. Lastra hasta el 14 de enero de 1944, cuando Zoila Libertad Garrido Llavera, como apoderada de su hermano, el ingeniero Mayitzá Drusso, vendió la propiedad al licenciado Gabriel Aguillón Guzmán, que residía en la ciudad de México, por la suma de $30,000 pesos. Según asienta la escritura, el nuevo comprador residía en la Ciudad de México.
LA QUINTA ISABEL
El 9 de diciembre de 1946, el Lic. Francisco J. Santamaría compra la casa al Lic. Aguillón por $25,000.00 (veinticinco mil pesos 00/100 m.n.) y dejó de ser llamada “Cerro de Guadalupe” para convertirse en la “Quinta Isabel” (hoy Quinta Grijalva”), en honor a su dueña doña Isabel Calzada, esposa del Lic. Santamaría.
Doña Isabel relató en una entrevista publicada en el libro “Quinta Grijalva, cien años de historia” de 1998 publicado por el gobierno del estado de Tabasco, que “El licenciado había vendido propiedades que tenía en Cuautla y Veracruz para comprar el “Cerro de Guadalupe” y cuando lo compró, pensó en ponerle mi nombre , aunque aclaro que nunca fue mía, pues él mismo había pensado que fuera la casa de gobierno.
La construcción abarcaba solo la primera planta y se agregaron en este período dos recamaras en un segundo piso y un tercer nivel, el torreón que era donde él trabajaba. Además señala doña Isabel “se volvió como un zoológico pues había, perro, gato, pavorreales, pijijes, tortuguitas, pero nunca pájaros en jaula pues mi padre me había enseñado que no se les debe tener encerrados, así que cuando me los regalaban, yo los dejaba ir.”
“El licenciado dio permisos a los presos para que sembraran hortalizas dentro de “La Quinta” -desde luego no a los peligrosos, además iban custodiados- y tenían un puesto en el mercado que decían “Productos de la Quinta Isabel” y muchos hubieran pensado ese dinero era para nosotros pero no, ese dinero era para las familias de los presos. También había un taller de carpintería donde los presos hacían mesabancos, escritorios, mesas y sillas para las escuelas, porque él inauguró muchísimas escuelas, en los municipios y en las rancherías, también una hemeroteca, un asilo y un centro de salud, era un hombre muy preparado.
Entre las personalidades que visitaron “La Quinta Isabel” se encontró el Lic. Miguel Alemán Valdés y su esposa a los que realizó una recepción en una de las terrazas y participaron poetas y compositores tabasqueños como Manuel Pérez Merino, Dora María y Alicia Delaval.
Alemán comentó que era la primera vez que se les recibía con un evento cultural, ya que siempre lo agasajaban con bailes
“La Quinta” siempre estaba llena de amigos, escritores, médicos, personas como Esperanza Iris, el maestro Esparza Oteo que estrenó con ellos en privado su melodía “La Rondalla”.
También narra doña Isabel que cuando se inauguró la avenida Paseo Tabasco en los años 50’s del siglo XX, se ofreció un baile en la “Quinta Isabel” y se realizó la coronación de la “Reina de la primavera”, que se le otorgó a Amada Abreu de Padrón, al que asistieron las damas en riguroso traje de coctel y caballeros con camisa de manga larga. A las 12 de la noche la música paró y el Gobernador Santamaría se retiró a dormir finalizando la fiesta porque al otro día debía trabajar temprano y no podía desvelarse. (4)
LA QUINTA GRIJALVA, CASA DE GOBERNADORES
A la salida de Francisco J. Santamaría, Manuel Bartlett asumió el cargo de Gobernador el 1 de enero de 1953. Y es él, el que considera necesario que haya una casa para que la habiten los gobernadores. La hija menor del licenciado Bartlett, la señora Lelia que apenas tenía cinco años cuando llegó con su familia a Tabasco, recuerda:
“Llegamos a una casa de huéspedes ubicada frente a correos que era de doña Chabela Rullán. Después de 1a elección, nos encontramos con que no existía una Casa de Gobierno y nos cambiamos a un departamento en contra esquina del hotel María Dolores. Pero mi padre quería una casa que fuera más adecuada y pensó en la Quinta Isabel, así que fue a Veracruz para hablar con el licenciado Santamaría, quien estaba reacio a la venta, pero al fin se realizó el trato y el Congreso autorizó la compra”.
El Honorable XL Congreso del Estado Libre y Soberano de Tabasco, expidió el decreto número 187 el 29 de abril de 1953, para legalizar la adquisición de “[ … ] una finca apropiada con las condiciones necesarias de comodidad y seguridad que pueda destinarse a Residencia del Titular del Poder Ejecutivo y de su familia [ … ]”
LA QUINTA GRIJALVA
El día 3 de octubre de 1953, el Periódico Oficial publicaba el Acuerdo que imponía el nombre de Quinta Grijalva: “[ … ] Fue adquirido un predio urbano destinado a residencia del Titular del Poder Ejecutivo y su familia [ … ].”
En el texto se lee: “Considerando que es pertinente que el nombre que se imponga a dicho predio esté en consonancia con la tradición, historia y condiciones geográficas de nuestro Estado y responda por su simbolismo al carácter oficial que conforme a su objeto ha adquirido y al mismo tiempo que dicho nombre sea familiar y accesible a la mentalidad popular[ … ].”
“Considerando que el Capitán Don Juan de Grijalva, que llegó a las riberas de Tabasco el año 1518, se caracteriza entre los descubridores españoles por su nobleza y buen trato a los naturales [ … ] constituyendo su arribo a esta región un acontecimiento de perenne resonancia universal ya que con su proeza dio a conocer este suelo a la civilización occidental y mereció que su recuerdo quedara perpetuado en el gran río de Tabasco que lleva su nombre [ … ].”
La complicada situación económica favoreció que un movimiento estudiantil, que en otro momento no hubiera tenido mayores consecuencias, culminara en motines en Villahermosa y después en los terribles sucesos en Frontera el 19 de marzo de 1955. Este conflicto llevó al licenciado Manuel Bartlett a presentar su renuncia en marzo de 1955 y a dejar Tabasco para establecerse en el Distrito Federal.
En 1953 el club Bugambilia tenía una excelente reputación por las actividades que realizaba, su presidenta Kety Hernández Sastré, convocó a sus filiales para que enviaran a la capital a su representante municipal para atenderlas como huéspedes de honor y elegir entre ellas a una reina de belleza y simpatía. Tenían en esos años más de 50 socias y se invitó a señoritas de los municipios a que formaran parte de él, para celebrar sus fiestas. Solicitaron permiso para realizar el evento dentro de la Quinta Isabel.
El 1. ° de agosto de 1953, se celebra en la Quinta Isabel el “Baile de las Estrellas” donde se elegiría a la reina, el antecedente de lo que sería el evento de la Flor Tabasco.
A Miguel Orrico de los Llanos, gobernador del estado, le agradó el evento y se propone entonces el rescate de las exposiciones regionales de los tiempos modernos para realizar en ellas el baile de embajadoras.
Es así que en marzo de 1956 se reanudan las Exposiciones Regionales Agrícolas, Ganaderas, Industriales, Comerciales y Artísticas del Estado de Tabasco.
El Lic. Carlos A. Madrazo instaló un gimnasio en lo que antes fuera la caballeriza. Posteriormente fue una bodega. Una nueva caballeriza albergó en esa época los principales equinos de la casa. Al final se eliminó para construir oficinas administrativas de la Quinta, cuando esta parte se reconstruyó y restauró con vista hacia el jardín posterior.
MANUEL R. MORA
Manuel R. Mora instaló una planta eléctrica de emergencia para cuando se fuera la luz, que se encontraba donde posteriormente se ubicaban los baños del jardín. Además se construyó la casa número dos, que era digna representante de la década de los sesentas, de acuerdo a palabras de Michelangello Antonioni, famoso director de cine de aquellos años. Sus paredes de vidrio permitían ver desde el interior los prados y árboles.
Doña Carmen de Mora, su esposa, gran promotora de la cultura y que trajo Bellas Artes al estado, destinó una salita de la Quinta destinada a una peña para departir con personajes del medio cultural Tabasqueño.
Manuel R. Mora acostumbraba abrir las rejas de la Quinta en las noches al regresar del Palacio para que entrara todo aquel que quisiera tener una audiencia. Esas audiencias duraban hasta las doce o la una de la mañana.
MARIO TRUJILLO GARCÍA
Durante el gobierno del Lic. Mario Trujillo se remodeló el ala izquierda de la Quinta; se construyó la recámara que después se denominó » Panamá» por haber tenido, por primer huésped, al presidente Omar Trujillo y a su señora esposa. También reconstruyeron entonces la bella escalinata que va desde el hall hasta la alberca, y la interesante terraza o «Logia» interior de la casa, con pilares y balaustrada neoclásica.
La sobria herrería que limitaba el hall, también es de esta época, así como un kiosco con dos baños, que después fue demolido y se ubicaba donde ahora posteriormente se ubicaron los sanitarios públicos del jardín.
Entre los huéspedes distinguidos que pernoctaron en la Quinta se encuentran el presidente de Panamá, Ornar Torrijos, y su esposa, Ramón Castró Ruz quien vino a Tabasco a conocer los trabajos del “Plan Chontalpa”; se maneja que también se hospedaron el presidente Luis Echeverría Álvarez y su esposa Esther Zuno de Echeverría, así como Jorge de la Vega Domínguez y su señora esposa, pero otras personas opinan que solo la visitaron durante su estancia en Villahermosa.
En los 50’s-70’s, la Quinta Grijalva se convirtió en el centro de la vida social de Tabasco. Aquellas reuniones y fiestas se volvieron los eventos más esperados, las damas que tenían la suerte de recibir una invitación se esmeraban por asistir ataviadas a la última moda, lo que muchas veces significaba viajar a la Ciudad de México a buscar telas y accesorios especiales, pues en Villahermosa no existían las grandes tiendas departamentales, sólo existía la Casa Torruco, donde había telas y lencería, la famosa Casa Lupe que traía las ropa de línea y encargos especiales, y la Casa Fernández que era un pequeño almacén departamental y el primero en donde hubo una escalera eléctrica, lo que resultaba mayor atracción que cualquier mercancía.
La Quinta era orgullosa anfitriona de las festividades más importantes del año, pero ninguna fiesta alcanzaba tanto prestigio como la Cena de Embajadoras
En la época del Ing. Leandro Rovirosa Wade se construyó una recámara para visitas y se adoquinó la avenida principal. Se hizo también una cancha de tenis en donde posteriormente se construyó una cisterna, a la izquierda, en el prado de la entrada. Dentro de la casa principal se acondicionó un gimnasio y se construyó una sala de cine, donde se ponían sillas portátiles hasta para cincuenta personas, y en el jardín se instalaron servicios sanitarios para hombres y para mujeres, de tres plazas cada uno. Finalmente, se construyeron las casas tres y cuatro.
ENRIQUE GONZÁLEZ PEDRERO
Cuando asumió el cargo Enrique González Pedrero, era necesario darle un mantenimiento completo a la Quinta y se rehabilitó todo el lugar.
Por otra parte, se hicieron andadores para poder recorrer a pie los jardines, se remodeló la bodega, se hizo un garaje para transportes grandes junto a la entrada principal, se instalaron los sistemas de alumbrado de cables subterráneos y de riego por aspersión, y se restauró la casa en su totalidad: para vestibular las láminas de acrílico acanalado que forman el techo del recibidor, se puso un toldo de dos aguas que da un cálido matiz dorado a la ya estancia; se acondicionó, trente a la cocina, un pequeño desayunador «La Veranda», y en todo el interior se remodelaron las puertas, la decoración moderna y elegante y se remodeló el cine, poniéndose en él veinte poltronas que, de cualquier modo, permitían que se agregaran sillas adicionales si se hace necesario.
En los jardines se construyó nueva cisterna, se reparó la tubería del agua y se entubo el cableado para los teléfonos. Asimismo, se reubicó la cancha, pasándosela a la parte oriente de la casa, se hicieron varias fuentes y se rehabilitaron y restauraron los cinco pozos antiguos para que tuvieran nuevamente agua cristalina y potable. Hacia el oriente se acondicionó un pequeño zoológico. Se inició la tarea de hacer el jardín botánico y se reconstruyó gran parte de la barda, que estaba destruida o que, en partes, era demasiado baja.
JOSÉ MA. PERALTA LÓPEZ
El Lic. José María Peralta López, como gobernador sustituto, con su esposa Lenchita Fócil abrió las puertas de la Quinta Grijalva los viernes a los niños de las escuelas y el público en general organizando visitas y mandando camiones a buscarlos; en una ocasión se organizó una elección de embajadoras entre las niñas de las escuelas y al final nombraron flores a todas. Se preparaba agua de Jamaica, matalí y horchata para los visitantes.
Durante este periodo le dio a la Quinta un mantenimiento detallado y riguroso, a fin de que no se deteriorara.
Los jardines de la Quinta eran una serie de rincones de paz, de quietud, donde los habitantes pueden aislarse de la actividad diaria para meditar y solazarse. Había árboles muy antiguos, de más de cien años, y otros de apenas años.
Se buscó que albergara el 80 % de las plantas de ornato que existían en el estado de Tabasco. El valor fundamental de estos jardines, era la de reunir en este espacio la mayor parte de plantas del estado para que las conozcan los continuos visitantes que llegan de otros lados de la república mexicana, o aún del extranjero, a visitar a los gobernantes de nuestro Estado y darles una muestra tan completa de la pródiga naturaleza Tabasqueña.
El jardín contaba además con aproximadamente 30,000 m2 de pastos de los cuales el 5 5 % eran áreas planas y el otro 45 % de taludes. Existían en la Quinta 518 árboles, de los cuales 178 eran frutales, 68 mangos y 199 guayabos. La fruta se cortaba y era utilizada en las necesidades de la propia “Quinta» . También había árboles de maderas comerciales, 17 cedros y 15 tecas. Aproximadamente, 700 arbustos de considerable tamaño, y más de 25,000 plantas, sin contar las sembradas en macetas..
Las macetas eran importantes aquí para la ambientación y para vestir algunos rincones: sólo en la casa principal había más de 300 de diferentes tamaños. En el cine y a su alrededor había un total de 39 macetas; en los espacios que circundaban la alberca, 70 más, de diversos tamaños, ya que uno de los conceptos de la cultura afirma que ésta es la modificación que el ser humano ejerce la naturaleza para su goce y beneficio a partir de ella.
También existían las macetas móviles o «viajeras» que recorrían la Quinta o que esporádicamente eran trasladadas a algunos eventos especiales, aproximadamente 300, algunas de las cuales se separaban para recuperación, pues sus múltiples acarreos podían averiarlas un poco.
Había helechos, oralias, 14 variedades de palmas, reinas, blancas mariposas, peperonas, teléfonos, galateas y muchas especies más.
El vivero se encontraba cerca de la cancha múltiple y tenía en ese entonces 10,354 plantas.
Cuando inició la celebración del baile de La Flor Tabasco, se invitaban alrededor de 150 personas; el Estado creció y su feria del desarrollo se hicieron famosas por toda la república. Los invitados de fuera aumentaron entonces.
Ya en 1981, se llegó a recibir a 1,400 personas, y para 1987 aumentó a 5,000 personas, la idea era que las personas disfrutaran de los jardines de la casa y participaran en uno de los eventos sociales más importantes del estado: el baile anual de embajadoras.
En el Plan Estatal de Desarrollo del Lic. Enrique González pedrero, se contemplaba, como primer paso para la subsecuente instrumentación de una importante labor cultural, abatir el analfabetismo. Dispuso el gobernador que se acondicionara un aula para treinta personas en el ala oriente. La mamá del gobernador, doña Rosa Cándida Pedrero viuda de González, ofreció de inmediato retomar su profesión de maestra y participaron más de 150 personas, entre trabajadores de la casa y sus familiares que aprendieron a leer y a escribir.
Muchos prosiguieron sus estudios con el apoyo de la administración de la Quinta y 22 personas llegaron a obtener certificados de enseñanza secundaria. Todo ello, con dos horas de clase y la voluntad inquebrantable de quien ejerce su vocación con cariño.
ROBERTO MADRAZO PINTADO
Ante el creciente descontento social y las protestas cotidianas frente a la Quinta Grijalva tras el ascenso de Roberto Madrazo como gobernador, convirtió en un bunker la residencia oficial, para impedir que ingresaran quienes acudían a manifestarse, e impedir se sucedieran hechos como la rebelión encabezada por policías estatales en 1995, que irrumpieron la Quinta y provocaron la huida, por la parte trasera del exgobernador.
El equipo de seguridad que mandó instalar en la Quinta Grijalva tuvo un costo de 3 millones 566 mil nuevos pesos, comprado a la empresa Nutrionica, propiedad del empresario español Ramón Requeijo Abad. En la casa oficial se instalaron 20 cámaras de circuito cerrado de televisión, computadoras que controlaban los movimientos de los propios vigilantes de la Quinta Grijalva, arcos detectores de metales, espejos que localizaban explosivos.
El PRD de Andrés Manuel López Obrador, interpuso una demanda penal contra Madrazo por violar la Ley de Adquisiciones y Obras Públicas, y por el delito de peculado con la compra “del equipo que transformó la Quinta Grijalva en un bunker de seguridad”.
La Contralora estatal, Patricia Pedrero, justificó la compra de ese quipo. Se trata, dijo, de un gasto destinado a la seguridad natural de todas las instituciones y dependencias no solo para la Quinta Grijalva.
Resumiremos los sucesos de esos años. En Los primeros meses del mandato de Roberto Madrazo se dieron secuestros, robos a empresas, asaltos a transeúntes, abigeato, homicidios.
El 15 de mayo de 1995 estalló por la imperante corrupción, una gran protesta de elementos de Seguridad Pública. Más de 3 mil policías inconformes paralizaron labores en demanda de aumento salarial, destitución de los coordinadores de zona acusados de actos de corrupción desmedida, mejores condiciones laborales, alimentación, castigos injustificados, encarcelamiento de quienes se atrevían a detener a delincuentes protegidos, entre otros. En las instalaciones de Seguridad Pública, se dieron desmanes generalizados.
Ante la rebelión policiaca, el titular de la DGSP aceptó a destitución de 13 coordinadores de zona y a las 17:30 de ese mismo día, el 16 de mayo de 1995, Roberto Madrazo recibiría en Palacio de Gobierno, a los líderes de la rebelión policiaca para atender personalmente el conflicto y sellar el acuerdo con el que se pondría fin al paro. Sin embargo, en el último momento fracaso la negociación ante el incumplimiento de los madracistas y a las 8 de la noche horas 200 policías, después de bloquear momentos antes el periférico de Villahermosa, se dirigieron a la Quinta Grijalva, donde fueron interceptados por elementos de la Policía Judicial. Durante el enfrentamiento, hicieron huir al comandante de esa corporación Guillermo Ruiz León.
Los policías entraron a la Quinta por la fuerza, pero les fue imposible ver al gobernador quien ayudado por su guardia salió huyendo por la parte trasera de la residencia
Madrazo Pintado finalmente accedió a cumplir todas las demandas de los policías, incluida la renuncia del general Arturo Zavala Medina, además los elementos fueron favorecidos con el descanso de 48 horas por 24 de labores y se les permitió imponer su autogobierno en Seguridad Pública, donde a la postre floreció la llamada “hermandad policíaca” durante la administración de Manuel Andrade Díaz.
Es a partir de aquí que inicia el mal uso de la Quinta Grijalva.
MANUEL ANDRADE DÍAZ
Cuando Manuel Andrade fue gobernador, ordenó instalar un elevador a pesar de ser la residencia de solo dos pisos. Realizó remodelaciones en el edificio que cambiaron mucho la esencia del inmueble. Se cubrió el techo y algunos opinan era mejor la edificación antes, pues se rompió la esencia arquitectónica de la Quinta. Mandó construir, además, una cámra figorífica par la cocina y equiparla. Así podía dar servicio a grandes banquetes.
Manuel Andrade abrió las puertas de la Quinta durante diciembre cuando organizó su Villa Navidad en el parque Manuel Mestre y la extendió a los jardines de la casa oficial.
ANDRÉS GRANIER MELO
Siendo gobernador Andrés Granier Melo, lamentablemente, llevó a la Quinta Grijalva a ser el símbolo de la corrupción de su gobierno. Los gastos realizados eran excesivos y se reportó se pagaba el kilo de cebollas a 100 pesos cuando costaba $16 o el de tomate a $250 cuando costaba $25 pesos y el pan bimbo se facturaba en $70 pesos cuando costaba $19 pesos el tamaño grande. Se gastó en velas aromáticas, banquetes, vinos, toallas y regalos.
Granier invirtió enormes cantidades en promocionar su Villa Navidad en la que también abrió las puertas de la Quinta Grijalva en el mes de diciembre para que fuera visitada por familias. La Quinta también fue de puertas abiertas durante la inundación de 2007, ya que ahí Andrés Granier decidió que las despensas del estado se entregarían sólo en la casa de Gobierno; se hacían filas de hasta cuatro hileras que duraban todo el día; se instalaron más de 30 baños portátiles en el parque Manuel Mestre como apoyo. Las filas parecían interminables. De cerca de un kilómetro, rodeaban la Quinta Grijalva y casi llegaba a la Catedral. Es una valla humana que soportaba más de dos horas por un kilo de frijol, uno de arroz, tres latas de atún, una bolsa de galletas y dos litros de leche.
La entrega apenas se suspendía unas horas en la madrugada, pero adentro de la Quinta decenas de personas descargaban tráileres, abrían cajas y bolsas, armando despensas.
ARTURO NÚÑEZ JIMÉNEZ
Durante el mandato de Arturo Núñez, la residencia tuvo también hubo gastos que no fueron reportados. Se reveló que del 2013 al 2018 la residencia oficial del titular del Poder Ejecutivo tuvo un gasto de 74 millones 705 mil pesos sólo para sostener la nómina de trabajadores que se aumentó.
Durante el último año de administración de Arturo Núñez Jiménez, los gastos en la Quinta Grijalva, ascendieron a un total de 15 millones 542 mil 256 pesos.
Lamentablemente estas administraciones que no se caracterizaron por trabajar por Tabasco honestamente, empañaron la imagen de la casa oficial. De la última administración no hay información de cambios realizados en el inmueble.
Como resumen podemos decir que las puertas abiertas fue una costumbre que se practicó en casi todos los sexenios. Decir lo contrario es mentir.
Como vimos, también la Quinta siempre fue propiedad de gente pudiente y posteriormente de gobernadores, pero nunca fue una casa perteneciente a la comunidad.
Las notas sensacionalistas de «los tesoros ocultos de la Quinta Grijalva» se lanzan sin fundamento y tratando de vender una narrativa falsa de la verdadera historia de uno de los inmuebles más antiguos de la ciudad para tratar de dar peso a acciones sin consenso o planeación.
La sala cinematográfica era par un cupo no mayor a 50 personas y se construyó en tiempos de Leandro Rovirosa; utilizaba sillas de plástico. Muchas casa oficiales contaban con sus salas privada para exhibición de películas. Igual que el hecho que tuviera caja fuerte, muchas casa tienen una caja fuerte y en este edifico es más que obvio su uso si se considera era la casa oficial y había documentos de gobierno que no podían dejarse a la vista de todos; tiene una alberca muy antigua, así como la tienen muchas casas.
En tiempos de Miguel Orrico, Carlos Madrazo, Manuel Mora, José Ma. Peralta la Quinta era autosustentable en frutas y no se comenta al respecto.
La Quinta Grijalva no fue un palacio y su mobiliario es sencillo; sin muebles exageradamente lujosos o adornos costosos. De los animales que habitaban en su extenso jardín no sabes qué ocurrió. Ahi durmieron personalidades y cada ampliación y cada cuarto tiene un significado que debería de darse a conocer con tarjetas informativas; rescatar su historia. Galerías hay muchas y en abandono total, Quinta Grijalva tenemos solo una.
Es importante conocer bien la historia de los inmuebles y sus cambios a través del tiempo para evitar que cualquier persona intente desacreditar su gran valor histórico para tomar decisiones que conlleven a su destrucción o mal uso, con narrativas equivocadas y dar información que no se apega a la realidad de nuestra historia.
Fuentes: