En la Colonia, en los centros religiosos estuvo el origen de la educación de los pobladores de la zona. La educación dependió de las órdenes religiosas. El gobernador Miguel de Castro y Araoz, en 1795 escribió sobre San Juan Bautista en una misiva acerca del atraso en que se encontraba la provincia, «sin escuelas, ni hospitales».
En sus memorias, Don José Eduardo de Cárdenas y Romero, pide en las Cortes de Cádiz de España que se instituyera la educación pública (1811) en Tabasco y como principio pide que se funde un colegio en la capital.
A la caída de la Corona Española las misiones establecieron escuelas parroquiales, aunque la educación superior la hacían, los hijos de los ricos, en Mérida o en Chiapas. Al inicio del México independiente, la iglesia tenía a su cargo la educación y es hasta 1831 cuando se establece una casa religiosa para la enseñanza pública. En 1844 se fundó el colegio de Educación Ntra. Sra. del Pilar en Teapa, manejada por religiosas.
La falta de vías de comunicación con el resto de País, su baja población y cacicazgos propios hicieron de Tabasco un punto aislado de la República, sin infraestructura que hiciera necesaria la creación de una estructura educativa, sus necesidades las cubría en Yucatán o Chiapas.
En 1857, se hace obligatoria la educación primaria. Se crea la Junta de Instrucción Pública y en 1863 se funda en Villahermosa la Escuela Central de niños y la escuela amiga de las niñas. En 1864, durante el Gobierno de Juárez se disponen de los fondos para la construcción y manutención del Instituto, que llevará su nombre, una de las piedras angulares de la cultura tabasqueña, inaugurado después de su muerte en 1879, el Instituto Juárez (de Tabasco) nace en una casona del centro de San Juan Bautista. Se dejó así de lado la consolidación de una base para un sistema educativo, haciendo énfasis en la educación superior
A 50 años de la Independencia del País, Tabasco seguía descuidado en lo educativo. La creación de una carrera de pedagogía en el IJT, con requisitos de primaria superior no correspondiera con la realidad de la inmensa mayoría de la población.
PORFIRIATO
El crecimiento de esa clase burocrática, administradora de capitales extranjeros, que extraían maderas preciosas, cacao, plátano y bejuco, fue lo que propició durante la paz porfiriana un crecimiento de infraestructura y matrícula escolar, una necesidad de explotar, no de civilizar.
En 1879 se empieza a extender la educación pública- la primaria elemental era de tres años, se llamaba superior o de seis años-. Después, en 1892, se expide la ley de instrucción pública en donde el Estado se hace cargo de la educación primaria, la educación es laica, gratuita y obligatoria. Para 1898 se creó la escuela rural y en 1904 se fundó la Escuela Normal para las señoritas y Escuela Normal para profesores de educación primaria elemental. Para principios del siglo XX ya había 76 escuelas primarias y una secundaria oficial.
A finales del siglo XIX, Tabasco sigue siendo una provincia alejada y aislada del resto del país, en el mejor de los casos en un sitio de paso para las ciudades de Tuxtal, Campeche y Mérida. En 1878 se contaba tan solo con 38 escuelas, que atendían a 2184 alumnos, casi todos ellos hijos de comerciantes o burócratas, dejando sin nada a lo rural.
Esa falta de adherencia a la tierra, del uso salvaje del medio y de la explotación de sus habitantes originales y mestizos pobres hizo del Estado un sitio sin una cultura, que se refleja en lo magisterial, Tabasco nunca desarrolló una cultura pedagógica propia, no tenía una sola normal.
La ausencia de núcleos densos de población, lo disperso de los poblados, la falta de vías de comunicación terrestres hacía inaccesibles sitios cercanos entre sí, hacen que se concentre el desarrollo de la infraestructura en las ciudades como la capital, donde florecen escuelas e institutos de formación docente, como el IJT, pero las 38 escuelas con que se contaban no eran fuente de empleo ni se fomentaba la expansión del sistema educativo, por lo que los fundadores de estas escuelas fueron maestros provenientes de las normales de; Orizaba primero y Xalapa después. De 1904 – 1905, sentaron las bases para la creación de la Normal Independiente del IJT, en el sitio donde ahora está la Escuela “Lic. Manuel Sánchez Mármol”, en calle 5 de mayo, en Villahermosa.
Para responder a la demanda de docentes de primaria, en tres años, de 1887 a 1890 se formaron en el IJT 42 maestros, se importaron 110 de otros Estados para hacer un total de 152, con un porcentaje del 27% de maestros autóctonos y un 63 % externo. Cabe aclara que esos 152 docentes atendían ya a 3160 niños en 55 escuelas, casi todas urbanas. La falta de sensibilidad de los gobernantes hizo que el IJT se volviera elitista y desalentara una formación masiva de maestros, que era lo que se requería, por el contrario se vuelve más exigente en sus requisitos de ingreso (egresan como bachilleres) y se titulan como maestros de primaria superior.
En ese entonces la mano firme del dictador Díaz, se hace presente en el Estado con su análogo el General Abraham Bandala, quien dura en el poder 17 años y sigue favoreciendo la ubicación de las escuelas en las ciudades y poblados grandes. Descuida el campo, donde está más del 80% de la población, en ese entonces. No obstante crea la escuela rural en 1892 y hace de la instrucción pública algo gratuito, su esfuerzo permite que durante su gestión se triplique la matrícula en las escuelas. En 1904 se crea la escuela normal para profesores de instrucción elemental y superior con la profesora Inocencia Galván al frente de un equipo de maestros de Xalapa. La Carrera de Pedagogía en el IJT era todavía más alejada de la realidad, los bachilleres eran preparados en 3 líneas de pedagogía; la general (filosofía), la histórica (historia de la pedagogía) y la práctica. Para obtener el título de maestro de instrucción primaria se cursaban 6 años, 2 de bachillerato y cuatro de profesional. Los textos en que se apoyaban eran franceses que entraban por Veracruz.
Si bien había carencia en formación, los Normalistas ilustres como Don Arcadio Zentella y Alberto Correa Zapata dieron lustre al Magisterio del Estado. Don Alberto fue el sustituto del maestro Rébsamen en la Dirección de la Normal Nacional. En 1910 al convocarse el 1er. Congreso Pedagógico, los maestros de todo el País le rindieron justo tributo. En aquel entonces La infraestructura del Estado se acrecentó con tres centros formadores de docentes: El (IJT) Instituto Juárez de Tabasco y su Escuela de Pedagogía, la Escuela Normal para Profesores de Instrucción Primaria Elemental y Superior, la escuela (Rural) de experimentación agrícola (Normal Rural) “La Granja”.
Como corolario al mandato de Bandala se construye un edificio afrancesado a las afueras de Villahermosa, que alojó a la escuela de experimentación agrícola “la Granja”, que posteriormente funcionará como escuela normal rural, de gran importancia en la historia de la educación del Estado. El General dio paso a la diversidad de escuelas de formación docente, todas con raíz foránea, como fueron la escuela regional para campesinos, la escuela normal rural para campesinos, la escuela normal urbana del maestro tabasqueño, la escuela experimental agrícola “la granja” y la escuela de pedagogía del IJT.
ESCUELAS RACIONALISTAS
A pesar de que el gobierno del general Álvaro Obregón dio un fuerte impulso a la educación en gran parte por la presencia de José Vasconcelos en la Secretaría de Educación, solo había 180 escuelas primarias en el país.
Varios estados del interior de la República empezaron a manifestarse diciendo que el problema educativo debía resolverse autónomamente por los gobiernos locales, esta idea era contraria a la medida de la centralización político-administrativa del jacobinismo de 1917.
Durante el gobierno del general Plutarco Elías Calles se registró un descenso del número de escuelas federales y, en consecuencia, de alumnos, la Secretaría de Educación lo justificó afirmando que: “…por las condiciones anormales que prevalecieron en los Estados de Chiapas, Yucatán, Campeche y Tabasco, las escuelas federales quedaron desorganizadas”.
El licenciado Tomás Garrido Canabal en Tabasco, criticó la escasa atención de los gobiernos posrevolucionarios al problema educativo:
“Encontramos que el panorama educativo del país durante toda una centuria y parte del presente siglo, es, deplorable y negativo a los firmes propósitos de emancipación y enaltecimiento de las mayorías proletarias; y aun cuando merced a una revolución, el país se colocó en francas vías de transformación social, en los peldaños de un proceso para el cambio de los valores morales en materia educacional, todavía la conciencia legislativa de la Nación se aferró al pasado individualista, y se proclamó la libertad de enseñanza como una garantía individual, encerrando el contenido de este derecho en el laicismo como tesis de indiferencia y de complicidad ante el error social y religioso.”
Garrido buscó una solución regional al problema educativo. Las intenciones de estados como Veracruz y Tabasco, interesados en hacer efectivos los principios de la Revolución mexicana, provocó que el Estado realizara fuertes campañas educativas.
El 28 de marzo de 1925 “por el bien de la instrucción pública” en Tabasco, Garrido ordenó el cierre de las escuelas oficiales y el financiamiento y la inscripción de los “niños proletarios” en las escuelas privadas. Estas medidas llevaban a la puesta en práctica de las escuelas racionalistas y a la descentralización de la enseñanza, abandonado los programas establecidos por la capital de la República para sustituirlos por aquellos que estarían más vinculados a la definición de la nueva educación.
Así se instalaron escuelas racionalistas en Villahermosa, Comalcalco y Frontera. Entre 1925 y 1926 se crearon 128 escuelas rurales y 14 elementales atendidas por 198 maestros. Se creó la Escuela Hogar Diurna y Nocturna en la capital y en Frontera. También fue inaugurada la Escuela Normal del Maestro Tabasqueño y el Instituto Juárez fue reorganizado para servir a la enseñanza preparatoria.
Se estableció la escuela normal rural para mujeres campesinas “Dolores Correa Zapata” y siguieron funcionando las escuelas particulares: “José N. Rovirosa” y “Luis Gil Pérez” en Villahermosa; la escuela “Carrillo Puerto” en Frontera; y la “Tomás Garrido C.” en Cunduacán. La población escolar ascendió a 9 000 alumnos.
Entre 1927 y 1928 siendo gobernador del estado de tabasco Ausencio C. Cruz, existían 178 escuelas rurales, 11 suburbanas, 15 primarias elementales, 6 superiores, 2 de enseñanza secundaria, 12 de organización especial, y 38 escuelas para obreros. Mientras, la Secretaría de Educación Pública subvencionaba 46 escuelas rurales y 4 primarias elementales.
En 1927 la Federación sostenía 3 000 escuelas rurales y 2 500 los gobiernos de los estados.
A presupuestal en 1926 el estado de Tabasco dedicaba el 40% de sus ingresos a la labor educativa. En 1931 se le destinó la cantidad de 276 614.74 pesos, 540 000.00 pesos en 1932 y en 1933 fue de 650 000, pasando a 750 000.00 en 1934. En el penúltimo año la Federación destinaba poco más de un millón de pesos para la manutención de las escuelas secundarias federales.
Los conflictos entre las direcciones de educación del estado y de la Federación no siempre fueron muy claros, pero en ocasiones los directores de las escuelas se negaban a dar atención a los inspectores de la dependencia contraria.
Todas las escuelas eran mixtas, tenían sus propias cooperativas, se definieron con un sentido desfanatizador, contra los dogmas y por la razón. Por ello, los profesores y profesoras se organizaron en la Liga de Maestros Ateos. El gobierno se propuso crear una escuela racionalista, democrática, activa, desfanatizada, libre y nacionalista.
El senador Ausencio C. Cruz, siendo Senador de la república, invitó a todos los gobernadores de los estados a adherirse a la propuesta, que pronto se implementaría a favor de la reforma del artículo 3o. constitucional. La propuesta consideraba la escuela racionalista como “… único medio de destruir en los pueblos los prejuicios y el obscurantismo fomentado por el pernicioso clero para robarlo sin protestar”.
Esto coincidía con el pensamiento de Lázaro Cárdenas, quien además cuestionaba el neutralismo de la enseñanza y criticaba fuertemente el laicismo que había orientado el sistema educativo en el país durante los primeros años de la Revolución.
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
Alrededor de 1963, mientras en otras partes se enseñaba artesanías, alfarería y religión, se fundaban colegios y universidades, al mismo tiempo que se construían edificios monumentales y templos, en Tabasco la mayor parte de la población no sabía leer ni escribir y no recibía instrucción religiosa, ya que solo tenían acceso a la cultura las personas que tenían la oportunidad de salir del estado.
Es a principios de los noventas cuando nuevas Universidades empiezan a llegar a Tabasco y empieza a haber un auge de colegios educativos privados. Sin embargo el nivel educativo es muy bajo y ocupamos los últimos lugares. De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación, hay graves problemas en todos los niveles. En educación primaria, en lenguaje y comunicación, estamos en el lugar 28; en Matemáticas el 29. En educación secundaria, en lenguaje y comunicación, en el lugar 28; en Matemáticas el 29, y hay que tomar en cuenta que no participaron, Guerrero y Oaxaca. En educación media-superior, estamos en lugar 31.
Los problemas más graves que tiene la entidad respecto a la Educación en 2019, además de la falta de inversión en calidad educativa, es el enorme aparato burocrático con intereses de grupo.
El reto que enfrenta a futuro Tabasco es arduo y no sencillo.
FUENTES: