Diego Bernardo de Peredo y Navarrete
Diego Bernardo de Peredo y Navarrete o Diego de Peredo Fue un obispo mexicano, quien llegó a ser Obispo del estado mexicano de Yucatán.
Diego Bernardo de Peredo y Navarrete
27437
wp-singular,page-template-default,page,page-id-27437,wp-theme-bridge,theme-bridge,bridge-core-3.1.3,woocommerce-no-js,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,columns-3,qode-theme-ver-30.2,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-7.4,vc_responsive

DIEGO BERNARDO DE PEREDO Y NAVARRRETE

Diego Bernardo de Peredo y Navarrete o Diego de Peredo nació en el pueblo de León, en la villa de león, provincia de Michoacán en 1713. Otros textos indican que nació en León, Guanajuato, el 3 de abril de 1696.

Estudió gramática latina, filosofía y teología en el seminario de Valladolid, hoy Morelia. De ahí pasó al máximo colegio de San Idelfonso de México a cursar cánones y leyes.

Se graduó en la Universidad, y se recibió de abogado en la real audiencia territorial.

Su carrera literaria fue extensa y reconocida.

Recibió las sagradas órdenes de manos del obispo de Michoacán Juan José de Escalona y Catayud.

Obtuvo en propiedad los curatos de Maravatío y Valle de Santiago.

Desempeñó varias comisiones y cargos honoríficos, fue asistente real nombrado por los virreyes marqués de gracia real y marqués de Amarillas; juez hacedor de diezmos, colector de obras pías, juez de testamentos, consultor de la santa cruzada, vicario del colegio de niñas de Santa Rosa maría en Valladolid y gobernador del obispado de los señores Matos Coronado y Pedro Antonio Sánchez de Tagle. En atención a sus méritos y servicios, el rey Carlos III, a través del pontífice Clemente XIII le concedieron el obispado de Cartagena de Indias en 1767.

 

LABOR EN CARTAGENA DE INDIAS

Reformó aquellas obligaciones del clero que más se habían descuidado, como el rezo en el coro. También puso orden en los conventos femeninos, especialmente en lo concerniente a los gastos y a las conversaciones con personas ajenas a la clausura. En el recorrido de las provincias tomó las providencias necesarias para la reprensión de los vicios públicos tanto de seculares como de eclesiásticos, sin olvidar las tareas pastorales correspondientes. Para ello tuvo que abrir causas penales contra varios curas y con el concierto del gobernador fue removido el cura de Barranquilla.

De igual manera actuó contra varios religiosos, los doctrineros de Malambo y Jegua informando a sus respectivos superiores, mientras que a varios religiosos que andaban por la provincia los remitió a sus conventos. Respecto a la actuación contra seglares consistió en la reprensión de varios individuos por vivir sin sus mujeres, que con el auxilio de las justicias reales fueron enviados a sus lugares de origen.

Lápida de Diego Bernardo de Peredo y Navarrete, obispo de Yucatán, fallecido el 21 de marzo de 1774. Propiedad fotográfica Mtro. Ángel Gutiérrez Romero, Catedral de Mérida de Yucatán.

También intentó remover costumbres y formas de vida que consideraba poco cristianas, como la separación de habitaciones para los casados, de manera que quedaran independientes del resto de la casa. Otras costumbres que estaban bien arraigas como el baile del bunde, no fue vista con buenos ojos por el obispo, prohibiéndolos en adelante. Para mejorar la formación cristiana propuso que en las poblaciones mayores se explicase la doctrina los domingos.

Al intentar poner orden, tuvo varios enfrentamientos con el gobernador por los traslados y cambios de curatos realizados sin darle aviso.

 

OBISPADO EN YUCATÁN

Posteriormente Diego de Peredo fue nombrado obispo de Yucatán en 1773, lamentablemente no ocupó el cargo mucho tiempo.

Al iniciar la visita del obispado en Tabasco en 1774, la revista el Registro yucateco periódico literario, de Mérida, Yucatán de 1846 indica 27 de marzo.

Narra el obispo Carrillo y Ancona en su libro «El Obispado de Yucatán» dice que falleció a los 78 años el 21 de marzo, un mes después de haber salido de Mérida.

El Sr. Obispo antes de morir, narra Manuel Gil y Sáenz en la casa donde se encontraba, y en la que posteriormente vivió Simón Sarlat y hoy es la casa de la Cultura de la UJAT en 27 de Febrero, donó a su capellán, el Presbítero D. Francisco Barrera, un Santo Cristo color trigueño de Guatemala que llevaba el título de Esquipulas y que se colocó en la nueva iglesia de Esquipulas.

Es sr. Peredo fue sepultado en la iglesia parroquial de San Juan Bautista, la única Iglesia que entonces había en San Juan de Villahermosa, una Iglesita de paja y setos con barro que estaba en la plaza de armas, El Gobernador de la Provincia Francisco de Amuzquíbar (1784-1791) lo mandó demoler y fabricó otro de ladrillos que a su vez fue demolido en 1811 por el gobernador Andrés Girón con el pretexto de construir uno nuevo. Idea que nunca concretó.

Los restos de Peredo a los tres años de su muerte fueron regresados a Mérida, Yucatán y sepultados en la capilla del cristo de las Ampollas en la Catedral.

Fuente:

 

1.- Serrano García, Manuel. (2015) El obispado de Cartagena de Indias en el siglo XVIII (iglesia y poder en la Cartagena colonial) .Tesis que se presenta para la obtención del Grado de Doctor. Facultad de geografía e historia departamento de historia de América. Sevilla, España.

2.- Registro Yucateco (1846) Periódico literario, redactado por una sociedad de amigos.

Publicación quincenal; de acuerdo con un anuncio del editor (t. 2, p. 481)

3.- Mestre Ghigliazza, Manuel (1984)  Documentos y datos para la historia de tabasco (1780-1883). Reimpresión UJAT. Tabasco, México.

4.- Gil y Sáenz, Manuel (1872) Compendio Histórico, Geográfico y Estadístico del Estado de Tabasco. Tipografía de Ávalos. San Juan Bautista, Tabasco.